El presidente Donald Trump ordenó el envío de 10 cazas F-35 a Puerto Rico tras un sobrevuelo de aviones militares venezolanos sobre un buque de guerra estadounidense en el Caribe.
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela escaló un nuevo peldaño este viernes, luego de que la administración de Donald Trump ordenara el despliegue de 10 cazas F-35, también conocidos como “aviones fantasma”, en un aeródromo de Puerto Rico. La decisión llega después de que el Pentágono denunciara un vuelo “altamente provocador” de aviones F-16 venezolanos sobre el destructor USS Jason Dunham, estacionado en aguas del sur del Caribe.
El despliegue de estas aeronaves furtivas refuerza la ya amplia presencia militar estadounidense en la región, donde se encuentran siete buques de guerra y un submarino nuclear. De acuerdo con fuentes de la Casa Blanca, los cazas tienen como objetivo ejecutar operaciones contra organizaciones narcoterroristas, entre ellas el Tren de Aragua, señalado de mover cargamentos ilegales de drogas hacia Norteamérica.
La medida se tomó apenas días después de un ataque militar en el que murieron 11 personas y fue hundida una embarcación que, según Washington, provenía de Venezuela y transportaba drogas. El episodio ha sido defendido por el gobierno estadounidense como parte de su estrategia contra el narcotráfico, aunque ha despertado fuertes críticas.
En el Congreso, voces demócratas condenaron la acción. La representante Ilhan Omar cuestionó la legalidad del ataque, afirmando que “el Congreso no ha declarado la guerra a Venezuela ni al Tren de Aragua”. También subrayó que la designación de un grupo como terrorista “no otorga carta blanca al presidente para ordenar operaciones militares de este tipo”.
El despliegue aéreo se inscribe dentro de la ofensiva de Trump para frenar el ingreso de fentanilo y otras drogas ilícitas a territorio estadounidense, una bandera que el mandatario ha utilizado para justificar el uso del ejército en operaciones internacionales. Según fuentes militares, los cazas F-35 llegarán al Caribe a finales de la próxima semana.
La comunidad internacional observa con preocupación este nuevo episodio de fricción, que podría aumentar la inestabilidad en una región donde convergen intereses de seguridad, narcotráfico y geopolítica.
Y.A.
