El proyecto, con una inversión de 35 millones de dólares, busca contener el poder de las organizaciones criminales y reducir la violencia que golpea al país, en medio de un preocupante panorama de homicidios y hacinamiento penitenciario.
Costa Rica se prepara para dar un giro en su política penitenciaria con la construcción del Centro de Alta Contención del Crimen Organizado (CACCO), una cárcel de máxima seguridad inspirada en el modelo implementado por Nayib Bukele en El Salvador. La megaestructura estará ubicada en San Rafael de Alajuela, tendrá capacidad para 5.100 reclusos y representará una inversión de 35 millones de dólares.
El proyecto contempla cinco módulos de alta contención, con un diseño basado en el CECOT salvadoreño, reconocido por sus estrictas medidas de seguridad y vigilancia reforzada. El objetivo es claro: aislar a los líderes de bandas criminales y cortar la comunicación con el exterior, reduciendo así la incidencia del crimen organizado en las calles.
El Ejecutivo ya aprobó una primera partida de 15,5 millones de dólares para iniciar las obras en 2025, mientras que el resto de los recursos se incorporará al presupuesto nacional de 2026. La iniciativa contó con apoyo técnico de El Salvador, que compartió planos y experiencia para replicar elementos clave del modelo Bukele, como la vigilancia permanente y la limitación de las interacciones entre internos y el mundo exterior, según informó la agencia Reuters.
La construcción de esta prisión responde a una crisis de seguridad que preocupa al país. En 2023, Costa Rica registró 905 homicidios, la mayoría vinculados al narcotráfico, y las proyecciones oficiales indican un repunte de la violencia en los próximos años. A esto se suma un hacinamiento carcelario que supera el 29 % en promedio y alcanza el 42,9 % en prisiones masculinas, lo que agrava las dificultades del sistema penitenciario.
El presidente Rodrigo Chaves ha defendido la iniciativa como una medida necesaria para aliviar la saturación carcelaria y evitar que las organizaciones criminales sigan operando desde prisión. Aunque la comparación con El Salvador es inevitable, existen diferencias notables: mientras el CECOT tiene capacidad para 40.000 internos, el CACCO podrá albergar a poco más de 5.000. Sin embargo, será la prisión más grande y segura de Costa Rica, marcando un cambio radical frente al modelo penitenciario tradicional del país.
La construcción del CACCO ya genera debate entre expertos y sectores sociales. Algunos la ven como una apuesta contundente para enfrentar la criminalidad, mientras otros cuestionan si replicar el modelo Bukele en suelo costarricense respetará los estándares de derechos humanos y garantizará la rehabilitación de los internos.
Lo cierto es que, de concretarse en los plazos previstos, Costa Rica entrará en una nueva etapa de su política de seguridad, en la que las cárceles dejarán de ser vistas únicamente como centros de reclusión y se convertirán en herramientas estratégicas contra el crimen organizado.
Y.A.