El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció que el país cumplió 1.000 días consecutivos sin registrar homicidios, un hecho que considera histórico y que, según él, marca el inicio de una nueva etapa de seguridad en la nación centroamericana.
En su mensaje, el mandatario invitó a los salvadoreños a reflexionar sobre el pasado reciente, cuando las pandillas ejercían control en gran parte del territorio y mantenían bajo amenaza a la población con asesinatos y extorsiones.
El giro en la seguridad comenzó en marzo de 2022, tras una jornada violenta con 62 asesinatos en un solo día. En respuesta, se declaró un régimen de excepción que permitió al gobierno ampliar las detenciones y realizar operativos masivos contra estructuras criminales. Desde entonces, más de 88.000 personas han sido capturadas y se construyó una megacárcel con capacidad para 40.000 reclusos, de los cuales 20.000 ya están internos.
Las cifras oficiales muestran una caída sin precedentes: en 2015 El Salvador tuvo más de 6.600 asesinatos, mientras que en 2024 cerró con apenas 114, uno de los registros más bajos en su historia.
Pese a estos resultados, organismos internacionales y ONG locales han denunciado abusos durante la aplicación del régimen de excepción, incluyendo detenciones arbitrarias y muertes de reclusos bajo custodia estatal. El gobierno, por su parte, insiste en que las medidas son necesarias para garantizar la seguridad y que la mayoría de la población respalda esta estrategia.