Por: Guillermo Luis Nieto Molina
Escritor- Poeta-Columnista colaborador
Ciento diez años acababa de cumplir, rodeado de periodistas, era la noticia del momento.
Sin pensarlo, improvisadamente, se hizo una rueda de prensa. Uno de los periodistas preguntó al longevo anciano:
– «Dígame dos momentos felices de su vida»
Alzó su rostro ajado y curtido por los años, lo miró fijamente con sus ojos grisáceos llenos de nubes y contestó:
– Mis dos momentos más felices de la vida, ser niño y ser anciano,;con la diferencia que de niño me trataban como adulto y ahora anciano me tratan como niño.
Alguien más se atrevió a preguntar:
_ Y… ¿ las otras etapas de su vida? _
Contestó: –No las viví. Conjugué el verbo trabajar en todas sus expresiones, también el verbo angustiar, padecer, y eso no es un logro para mí; vivir, es pensar en ser un adulto siendo niño y de anciano volver a soñar con ser niño.¡ Esa es la verdadera felicidad del existir!
Alzó su cáliz y brindó por sus invitados, se saboreó; creyó,degustar un buen vino, en el interior de la copa habían colocado un suplemento alimenticio, para niños.