Tras la denuncia de una huésped que aseguró haber encontrado una cámara oculta en un chalet de Turbaco, el propietario del establecimiento se pronunció en redes sociales, negó haber violado la intimidad de sus visitantes y anunció el retiro de los dispositivos.
La tranquilidad de un fin de semana de descanso en Turbaco, Bolívar, se convirtió en una controversia nacional luego de que una mujer denunciara en redes sociales la supuesta presencia de una cámara oculta dentro del chalet en el que se hospedaba con su pareja el pasado 16 y 17 de agosto. La publicación rápidamente se viralizó, generando millones de visualizaciones y un debate sobre los límites entre la seguridad y la intimidad de los huéspedes.
La denunciante explicó que había reservado el lugar desde el 10 de julio y que, tras hacer el abono inicial, recibió términos y condiciones en los que se aclaraba que el establecimiento contaba con cámaras de seguridad únicamente para vigilar las áreas externas. Sin embargo, relató que, al inspeccionar el espacio, hallaron un dispositivo sospechoso en un enchufe, el cual estaba adherido con gota mágica, lo que aumentó la desconfianza. Al contactar nuevamente al propietario desde otro número, este reiteró que todas las cámaras eran externas, lo que reforzó la percepción de engaño.
El pronunciamiento del propietario
En medio de la polémica, el propietario del lugar, identificado como Carlos Loeste, publicó un video en redes sociales donde ofreció su versión de los hechos. En sus palabras:
“Soy Carlos Loeste, propietario de la cabaña Monte Carlos Chalet. Quiero comenzar presentándome para que todos sepan que detrás de este escándalo que circula en redes sociales hay una persona responsable y seria que da la cara. El 25 de agosto empezó a difundirse en TikTok un video en el que se mostraba un ambientador con cámara dentro de mi cabaña. Frente a esto, quiero aclarar todo con absoluta transparencia”, expresó.
El empresario explicó que el dispositivo al que se refiere la denunciante no era un elemento destinado a la vigilancia de espacios íntimos, sino un sensor ubicado en un área común:
“Efectivamente había un dispositivo ubicado en la sala, que es una zona social, no privada. Nunca estuvo en una habitación. En algún momento, cuando funcionó, se usó con fines de seguridad, pero jamás para violar la intimidad de nuestros visitantes. Nunca fue utilizado de manera indebida”, señaló.
Retiro de dispositivos y compromiso
Loeste reconoció la gravedad de lo ocurrido y el impacto en la confianza de los huéspedes, motivo por el cual aseguró haber tomado una decisión definitiva:
“Por esa razón hemos tomado la decisión de retirar cualquier dispositivo, manteniendo únicamente cámaras externas con el fin exclusivo de velar por la seguridad, tal como lo permite la ley. Monte Carlos es un proyecto de familia para las familias, hecho con esfuerzo, dedicación y mucho sentimiento. Siempre hemos querido que nuestros visitantes se sientan tranquilos. Lamento profundamente esta situación y reitero mi compromiso con la transparencia y la confianza de quienes nos visitan”, agregó.
El caso continúa generando debate en redes sociales, donde algunos usuarios exigen mayor regulación sobre el uso de cámaras en alojamientos turísticos, mientras otros defienden la necesidad de implementar mecanismos de seguridad. Lo cierto es que el episodio ha puesto bajo la lupa la responsabilidad de los propietarios en garantizar que la tecnología de vigilancia no traspase la línea de la privacidad de los huéspedes.
Y.A.