Dolor e indignación en Fundación por la muerte de una niña de tres años en ataque sicarial

El nombre de Milagro González resonará por mucho tiempo en los corazones de los habitantes de Fundación. No por la historia de vida que alcanzó a construir, sino por la vida que le fue arrebatada antes de poder siquiera empezar a escribirla. Tenía apenas tres años.

La tarde de este trágico suceso, Milagro estaba donde debería estar cualquier niña de su edad: en casa, rodeada de su familia. Sentada sobre las piernas de su tía, en una escena de calma doméstica que en segundos se vio interrumpida por las balas de un ataque sicarial que, hasta ahora, nadie logra comprender del todo.

Cuatro impactos de bala la alcanzaron. Cuatro. Fue trasladada con urgencia al centro de salud de Paz del Río, pero los médicos no pudieron hacer nada. La declararon muerta poco después de su llegada. También fueron heridos de gravedad su tía y el esposo de esta, quienes aún luchan por su vida en el Hospital San Rafael.

El atentado, ocurrido en el barrio Los Rosales, ha sembrado el luto no solo en una familia, sino en toda una comunidad. Vecinos, líderes y ciudadanos exigen respuestas, justicia, y sobre todo, medidas contundentes que impidan que algo así vuelva a repetirse.

Las autoridades han iniciado las investigaciones correspondientes. Policía, Fiscalía y organismos locales trabajan en conjunto para identificar a los autores materiales e intelectuales del crimen. Sin embargo, la pregunta persiste en el aire: ¿por qué Milagro?

En Fundación, ya no se trata solo de capturar culpables. Se trata de preguntarnos cómo llegamos a este punto, donde una niña pequeña puede morir por balas que nunca debieron existir.