Lo que comenzó como la búsqueda angustiosa de una niña de 10 años terminó revelando una verdad que llevaba más de dos meses oculta. El cuerpo hallado por las autoridades el pasado 22 de agosto en Cajicá, durante el operativo de localización de Valeria Afanador, no era de la menor, sino de Javier Mauricio García, un joven de 24 años reportado como desaparecido desde el 10 de junio.
Javier fue visto por última vez al salir de su trabajo en una tienda de la empresa Imusa, en ese mismo municipio de Cundinamarca. Desde entonces, su madre, Luz Dary Pineda, no dejó de buscarlo.
El hallazgo fue confirmado tras los análisis de Medicina Legal, que identificaron el cuerpo y cerraron con tristeza una espera llena de incertidumbre. Las autoridades ahora tendrán que responder otra pregunta que duele tanto como su desaparición: ¿qué le pasó?
Una desaparición que terminó en tragedia
El caso de Javier se suma a una preocupante lista. Solo entre enero y abril de 2024, se registraron 1.757 desapariciones en Colombia, y Bogotá concentra el 40% de los casos a nivel nacional. Cifras que no son solo números: detrás de cada una hay una familia, una historia rota.
En lo que va del año, 705 personas fueron reportadas como desaparecidas en la capital. De ellas, 422 aún no han regresado a casa. En medio de esas cifras, los jóvenes son los más afectados, y los hombres adultos, como Javier, encabezan la lista.
¿Y Valeria?
El hallazgo de Javier no detiene la búsqueda de Valeria Afanador. La niña lleva más de tres semanas desaparecida en el mismo municipio. La Fiscalía y la Policía siguen trabajando para dar con su paradero, pero el tiempo apremia y la angustia crece.
Mientras tanto, las familias en Colombia siguen enfrentando una realidad dolorosa: desaparecer no es un hecho aislado, es una crisis silenciosa que avanza en cifras y en tragedias personales.