Si en nuestra región Caribe las alarmas siempre han estado encendidas, como consecuencia de los permanentes incrementos en las tarifas de la energía eléctrica, ahora el panorama se ensombrece aún más cuando comenzó a circular la hipótesis que concluyó en el hecho de que algunas empresas de electricidad se encuentran en riesgo financiero, el cual persiste entre los comercializadores de energía eléctrica, todo esto a raíz de la difícil situación que –según ellos– enfrentan actualmente como consecuencia de las deudas relacionadas con la opción tarifaria.
Este análisis del cual tiene conocimiento la Comisión de Regulación de Energía y Gas – Creg, ha ocasionado gran preocupación, ya que podría generar un efecto que provocaría un colapso financiero a muchas empresas prestadoras del servicio de energía en el país.
De ese grupo de empresas, un total de 25 serían las de mayor impacto financiero al estar más expuestas a los precios de la energía que deben asumir en bolsa; un estudio, en el que se realizó un análisis de riesgo financiero, concluyó que dos escenarios base podrían generar un colapso en cadena, en las empresas del sector eléctrico.
No es algo nuevo que las altas tarifas –que se incrementen cada día– sean motivo de preocupación para los usuarios de los departamentos de la región Caribe, los que han venido sufriendo de esta circunstancia desde tiempos inmemoriales, sin que se vislumbre una solución a tan álgido problema, derivado de los altos costos de las tarifas que aumentan escandalosamente y sin ninguna contemplación, lo cual merece la atención inmediata de las autoridades competentes, a las que le corresponde la urgente intervención para así ponerle freno a este incremento permanente de las tarifas.
En estos últimos días eruditos en la materia energética han esbozado que desde ya se necesitaría invertir la bicoca de $40 billones en energía para no quedarse a oscuras, pero la pregunta es ¿de dónde saldrá la plata?
Si hablamos de ese total, $18 billones deben ser para generación, $10 billones para distribución y $12 billones más para transmisión, pero con un panorama eléctrico oscurecido en el ambiente.
No hay que perder de vista los aumentos tarifarios que se siguen presentando en el sector energético, por lo que resulta de primordial urgencia que se establezcan medidas para revertir esta tendencia y así proteger a los usuarios más vulnerables a los altos costos del servicio de energía en el norte colombiano.
La gran preocupación de los usuarios consiste en lo que ocurrirá con las tarifas de energía en nuestra región, ya que estas podrían incrementarse con la inminente llegada de los inconvenientes a los que ya hemos hecho referencia.
Es una realidad –que no admite discusión– que las tarifas de energía en nuestra región se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para los costeños, quienes continúan golpeados por el aumento cada vez más excesivo del servicio y la menos calidad del mismo.
Aunque para muchos sea un recuerdo lejano, a comienzos de la década de los 90 Colombia vivió un apagón que dejó a millones de hogares sin electricidad durante varios meses.
Hoy, más de tres décadas después, ese fantasma podría regresar, el consumo de energía está creciendo aceleradamente y persisten las dudas sobre la capacidad del sistema para responder a ese riesgo.