La nueva Señora Santa Marta que inspira con su ejemplo y propósito

*Con 20 años de trayectoria en el fitness y un compromiso social centrado en la salud emocional de las mujeres, se alista para llevar al certamen Señora Colombia 2025 un mensaje de bienestar y empoderamiento.

Redacción Sociales
LA LIBERTAD

En una era en la que los certámenes de belleza suelen asociarse con coronas, pasarelas y estereotipos, la historia de Grace Violeta Arteaga Ríos rompe esquemas. A sus 43 años, fue designada como la nueva Señora Santa Marta para representar a la ciudad en el concurso Señora Colombia 2025, que se celebrará en noviembre en Bogotá.

Sin embargo, para ella este título no significa un sueño cumplido de pasarela, sino la oportunidad de alzar la voz, transformar vidas y llevar un mensaje de salud emocional y bienestar a las mujeres.

Grace, nacida en Venezuela y radicada hace muchos años en Santa Marta, ha encontrado en la actividad física su manera de conectar con la gente y acompañar procesos de transformación personal. Aunque cuenta con estudios en administración de empresas y secretariado computarizado, decidió escuchar a su corazón y dedicar su vida a lo que verdaderamente ama: el fitness.

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Con más de 20 años de experiencia como entrenadora, coach deportivo e instructora de rumbaterapia y artes marciales mixtas, ha tocado la vida de cientos de personas. Para ella, el ejercicio no es únicamente disciplina corporal, sino también un vehículo que sana emociones, fortalece la mente y eleva el espíritu.

Casada desde hace dos décadas con John Pino, chef y entrenador físico, Grace ha construido junto a él una familia sólida en Santa Marta. Sus hijos, Isabella Saray de 19 años y Santiago Andrés de 17, son el motor de su vida y, según ella misma, su verdadera corona. “Cada vez que abro la puerta de mi casa y veo a mis hijos, siento que ya tengo la mayor recompensa”, afirma con convicción.
Aunque no nació en la capital del Magdalena, asegura sentirse samaria de corazón. La ciudad le abrió las puertas, le permitió crecer personal y profesionalmente, y hoy se ha convertido en el escenario donde quiere retribuir con amor y compromiso todo lo recibido.

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El camino hacia la banda

Su designación como representante de la ciudad no fue planeada. En un principio, ella misma buscaba candidatas para llevar la banda de Señora Santa Marta. Sin embargo, la insistencia de colegas, amigas y la propia Casa de Reinas terminó convenciéndola de que era ella la mujer indicada.

Al inicio, dudó, pues no se veía a sí misma en un concurso de belleza. Fue su familia la que la animó, recordándole que su esencia y trabajo social la convertían en una digna representante.

“Me decían, tú eres más samaria que el cayeye”, recuerda entre risas, haciendo alusión a su cercanía con la cultura costeña. Finalmente, aceptó el reto con orgullo y responsabilidad, convencida de que este escenario es una plataforma para visibilizar lo que lleva años haciendo en silencio, que es servir.

A diferencia de otras candidatas, Grace no persigue el brillo de una corona. Su verdadero objetivo es inspirar a otras mujeres a reconocerse como reinas en sus hogares, en sus comunidades y en sus propias vidas.
Consciente de que muchas veces las mujeres se enfrentan a prejuicios y estereotipos, su mensaje se enfoca en demostrar que la edad no es un límite para soñar, conservar la salud, mantener la autoestima y seguir construyendo proyectos de vida.

Actualmente, trabaja de la mano de la Fundación Reinas con un Propósito, con la que recorre sectores vulnerables de Santa Marta llevando charlas motivacionales, alegría y, sobre todo, herramientas para fortalecer la salud emocional de las mujeres.
“Si una mujer se siente bien y segura, todo lo que haga tendrá un impacto positivo en su vida y en la de quienes la rodean”, asegura.

Retos y preparación

Su proceso hacia el certamen no ha estado exento de desafíos; uno de los aspectos que más le ha costado es adaptarse a la pasarela y las poses, pues se describe como una mujer espontánea y natural. Aun así, se prepara con disciplina y confianza, segura de que en noviembre estará lista para representar dignamente a Santa Marta en Bogotá.

Más que ganar un título nacional, Grace quiere ser recordada por dibujar sonrisas y transmitir energía positiva. “Mi corona ya la tengo en casa y en mi familia. Lo que deseo es que me recuerden por dejar claro que todas las mujeres, sin importar su edad o apariencia, somos reinas capaces de transformar nuestro entorno”, puntualiza.

Sin duda, su historia es la prueba de que nunca es tarde para descubrir nuevos caminos, asumir retos inesperados y aceptar con valentía las oportunidades que trae la vida.