La clave para no creerle a los famosos embusteros

Por: Álvaro Cotes Córdoba

¿Por qué le creen a la gente famosa y no al que no es famoso? Siempre me había preguntado, hasta que llegó la Inteligencia Artificial y le hice el mismo cuestionamiento y en menos de un minuto me lo explicó con pelos y señales. Me dijo:

“La gente tiende a creer más en personas famosas por varios factores psicológicos y sociales, porque la fama suele asociarse con éxito, conocimiento o experiencia, lo que genera una percepción de credibilidad, incluso si no siempre es justificada”.

Correcto y estoy de acuerdo con esa afirmación, le contesté. Y me siguió explicando:

“Atribuimos cualidades positivas a las personas famosas (como inteligencia o confiabilidad) solo por su visibilidad, sin cuestionar su expertise real”.

¿Por ejemplo? Le pedí.

“Por ejemplo, las figuras famosas tienen mayor alcance y sus mensajes se amplifican a través de medios y redes sociales, lo que da una sensación de legitimidad.”

“Creen que si alguien es famoso, ‘debe’ tener razón o ser digno de confianza, porque muchas personas ya los siguen o los admiran. Además, las personas comunes no tienen plataformas tan amplias, por lo que sus opiniones suelen ser menos escuchadas o validadas, incluso si son igualmente o más válidas”, se despachó la inteligencia artificial interlocutora. Y continuó:

“Lo que significa que las personas famosas no siempre tienen razón, ni que las no famosas carezcan de credibilidad. Es importante evaluar la información por su evidencia y no por quién la dice.”

¡Exacto! Le manifesté casi que con júbilo. Después volví a interrogarla, ¿por qué un famoso dice mentira y le creen, mientras que uno sin fama dice la verdad y no le creen? Y me respondió:

“Se debe a los sesgos del efecto halo y la autoridad percibida. Un famoso puede mentir y ser creído porque su estatus crea una ilusión de confiabilidad, mientras que alguien sin fama, aunque diga la verdad, carece de esa visibilidad y aval social.”

Entonces le indagué cuál sería la clave para no creerle a los famosos y contestó tan rápido como la velocidad de un bit:

“La clave está en no dejarse llevar por la fama y siempre verificar la información con hechos y evidencias, sin importar quién la diga.”

Sí, así de fácil. Pero no todos lo hacen y prefieren creerle al ídolo y no cuestionar su perorata por los sesgos ya descritos en este diálogo que tuve con apenas una de las inteligencias artificiales existentes hoy en día.