La salida de Mildreth Armenta Muegues de la gerencia departamental de la Contraloría General de la República en el Magdalena ha generado un fuerte impacto político en la región. La funcionaria, quien presentó oficialmente su renuncia el pasado 19 de agosto a través de un mensaje de despedida, estuvo al frente de la entidad durante once meses.
Más allá del movimiento administrativo, la dimisión es interpretada como un episodio que podría reacomodar las relaciones de poder entre dirigentes regionales y nacionales. Armenta era vista como una ficha clave en el equipo político del alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo, y mantenía cercanía con el senador Carlos Farelo, lo que convertía su rol en un punto de equilibrio entre distintos intereses.
En su corto paso por la Contraloría del Magdalena, las decisiones que se tomaron estuvieron rodeadas de cuestionamientos sobre presuntos pactos de conveniencia. Sin embargo, lo que marca la relevancia de su salida no es el balance de su gestión, sino las razones políticas que habrían motivado su retiro, aún no aclaradas del todo.
Con esta renuncia, se abre un nuevo capítulo en el ajedrez institucional y político del Magdalena, donde se espera que la designación de su reemplazo también tenga repercusiones en las tensiones locales y en la relación con las fuerzas nacionales.