En un movimiento que ha sorprendido al escenario político venezolano, el régimen de Nicolás Maduro ordenó este fin de semana la liberación de 13 presos políticos y el otorgamiento de arresto domiciliario a otros cinco. Entre los liberados se encuentran reconocidas figuras de la oposición y exfuncionarios municipales, algunos de ellos con nacionalidad italiana.
Según reportes de medios internacionales, la mayoría de los beneficiados estaban detenidos por un proceso judicial iniciado a principios de este año, cuando el gobierno acusó a varias alcaldías opositoras de participar en presuntos actos de corrupción. Sin embargo, organismos de derechos humanos y líderes políticos han cuestionado estas acusaciones, denunciándolas como parte de una estrategia de persecución política.
Nombres clave entre los liberados
Entre las figuras destacadas se encuentra el exdiputado Américo De Grazia, quien había sido arrestado en medio de la crisis política que estalló tras la cuestionada reelección de Maduro en 2024, un proceso electoral calificado como fraudulento por gran parte de la comunidad internacional.
El dirigente opositor Henrique Capriles confirmó los nombres de los excarcelados: Víctor Jurado, Simón Vargas, Arelis Ojeda Escalante, Mayra Castro, Diana Berrío, Gorka Carnevalli, Margarita Assenzo y Américo De Grazia.
Asimismo, se otorgó casa por cárcel a Nabil Maalouf, Valentín Gutiérrez Pineda, Rafael Ramírez, Pedro Guanipa y David Barroso.
“Hoy varias familias vuelven a abrazar a los suyos”, expresó Capriles, quien aprovechó para exigir la libertad de los cientos de presos políticos que, según organizaciones no gubernamentales, siguen encarcelados por motivos ideológicos.
Un gesto político con trasfondo
Aunque el gobierno venezolano no ha ofrecido mayores detalles sobre las razones de estas liberaciones, analistas consideran que la medida podría estar relacionada con presiones internacionales y negociaciones políticas, en un contexto donde Maduro busca aliviar sanciones y mejorar su imagen ante organismos multilaterales.
Organizaciones como Foro Penal y Human Rights Watch han denunciado que Venezuela mantiene cientos de detenidos por razones políticas, incluyendo dirigentes opositores, militares y activistas sociales. Estas liberaciones, afirman, aunque son un paso positivo, no representan un cambio estructural en la política represiva del régimen.
La liberación se produce en medio de diálogos intermitentes entre el oficialismo y sectores de la oposición, así como bajo la presión de países europeos y Estados Unidos, que han condicionado el levantamiento de sanciones al respeto de los derechos humanos y a la realización de elecciones transparentes.
El hecho de que dos de los liberados tengan nacionalidad italiana refuerza la tesis de que hubo gestiones diplomáticas para garantizar su salida de prisión.
Mientras las familias celebran el regreso de sus seres queridos, líderes políticos advierten que este gesto no debe interpretarse como una señal de apertura total.
“La dictadura libera a algunos, pero mantiene a otros cientos encarcelados. Es parte de su estrategia de control”, aseguró un vocero de la oposición en Caracas.
En el panorama político venezolano, la excarcelación de estos 13 presos y el arresto domiciliario de otros cinco se percibe más como una jugada estratégica que como un verdadero acto de justicia.