Piojó y Usiacurí, las joyas de la corona

Usiacurí, Atlántico.

Por Lino Villanueva

 

En los tiempos de la colonia las tierras que hoy incluyen a Piojó y Usiacurí eran consideradas de gran estima por su fertilidad y por poseer manantiales y corrientes de aguas vivas subterráneas, formadas desde hace cien millones de años (Período Mesozoico) cuando se dió la actividad tectónica que produjo el surgimiento de la Cordillera de Los Andes. Este movimiento se extendió hasta nuestra costa atlántica y causó el desplazamiento de aguas de lagos, de ríos y también de aguas marinas. Allí se levantó el fondo marino y hoy lo tenemos en las Serranías de Piojó y Usiacurí con suficientes evidencias geológicas. El Reino de Castilla y Aragón estableció en esta región grandes plantaciones dedicadas a las cosechas de yuca, maíz, millo, arroz, auyama, ñame, ajonjolí, soya y frutas como el melón, la patilla, el mango, la ciruela y el caimito. También hubo cultivos de caña de azúcar con trapiches y toros adiestrados para la molienda y producción de panelas. Estos territorios siempre han contado con la ventaja y el privilegio de poseer esos manantiales y corrientes de aguas vivas subterráneas.

En Usiacurí se han recuperado los pozos de agua con propiedades curativas que contienen minerales tales como hierro, azufre, magnesio, mercurio y sulfato de zinc, elementos capaces de curar enfermedades como artritis, reumatismo, artrosis, gota, fiebre, gripe, anemia y limpiar la sangre. Cuentan sus antiguos pobladores que a comienzos del siglo pasado existían más de 50 pozos de aguas curativas. De éstos, los más nombrados son El Chorrito, que aliviaba el guayabo. O el italiano, que curaba los problemas renales. Y la Chacanita, que sanaba las enfermedades de la vista como la conjuntivitis. La Gobernación del Atlántico invirtió 1.200 millones de pesos en la recuperación de cuatro pozos medicinales. A partir de sus aguas medicinales, Usiacurí emprendió un proceso de promoción y transformación, constituyéndose en el municipio de mayor desarrollo turístico del departamento del Atlántico. También, la obra de Julio Flórez, poeta que vivió y murió allí, contribuyó para visibilizar valores y saberes de este pueblo, tales como sus artesanías, su atractiva topografía y su paisaje urbano.

Con respecto a sus artesanías hay que decir que son hechas a mano y con materiales naturales como la palma de iraca, el fique y el mimbre. Son productos innovadores, sostenibles y con los mejores estándares de calidad. Usiacurí cuenta con un Centro de Desarrollo Artesanal con infraestructura sólida, con más de 100 unidades productivas, con asociaciones de artesanos y ferias permanentes. Este municipio posee el macro mural más grande a cielo abierto de Colombia, proyecto logrado en asocio con la comunidad, la empresa privada y la Gobernación del Atlántico. Son 97 viviendas del Barrio Chacanitas que hacen parte de esta obra de arte de gran formato que destaca las aves endémicas de la región y de la Reserva Natural Luriza, pintadas sobre los techos por artistas del Atlántico. A propósito de Luriza, es la primera zona protegida del departamento del Atlántico, con sus 470.000 hectáreas de bosque seco tropical, localizada a 6 kilómetros del casco urbano de Usiacurí. Es un atractivo turístico excelente para la práctica del senderismo y avistamiento de fauna y flora, visitado diariamente por estudiantes, fotógrafos especializados, ornitólogos, amantes de la naturaleza y ambientalistas.

Por su parte, el municipio de Piojó, desarrolla actualmente un gran movimiento ecológico, turístico y cultural. Desde el turismo de naturaleza, turismo rural y sus subtipos como es el senderismo, ecoturismo, el avistamiento de aves, y también el turismo de aventura. Por el privilegio de estar ubicado sobre la montaña más alta del departamento del Atlántico, Piojó cuenta con un agradable clima, paisajismo abundante y se disfrutan allí sus espectaculares amaneceres. Tiene la fortuna de poseer extensas zonas de bosque seco tropical, que se caracteriza por purificar el aire que se respira. Este bosque es uno de los más diversos del departamento. Muestra una biodiversidad significativa de fauna silvestre, como el Tití Cabeciblanco, el Mono Cotudo, el Mono Capuchino y el Oso Perezoso. Estos animales se encuentran en las formaciones montañosas del Cerro de La Vieja, Machín, Macondal y en las áreas del Palomar. En el arroyo Guacaribana y en algunas zonas planas cerca a la ciénaga del Totumo hay parches con concentración de biodiversidad bien conservada. Además, el grupo de aves: Guacamayo Pechiamarillo, Guacamayo Rojo, Tucán y Guacharaca. En tamaño físico Piojó es el segundo municipio con la extensión territorial más grande del departamento de Atlántico. Además, el municipio de Piojó tiene dos kilómetros de playas (Punta Astilleros), con remanentes de manglar, dunas y algunas formaciones estuarinas. Esta playa fue reconocida por el Centro Internacional de Formación en Gestión de Certificación de Playas, calificándola entre las 10 mejores playas del Caribe, octava entre las Playas Rurales y número 1 entre las 5 mejores de Colombia. Este lugar ofrece un paquete de servicios en lo que se refiere a sitios de hospedaje y restaurantes donde se resalta la tranquilidad de la zona, la buena atención de los emprendedores turísticos, sin la presión, la aglomeración y la especulación de otras playas. Además, de los precios módicos, ya que todos los productos del mar que se brindan allí son extraídos directamente por pescadores nativos como Lito Imitola, sin intermediarios de ninguna clase.

Así las cosas, Piojó y Usiacurí siguen siendo las joyas de la corona, porque ofrecen actualmente el más completo paquete de servicios turísticos: Turismo Cultural, Turismo de Naturaleza y Turismo de Bienestar.