El apellido Uribe retoma protagonismo en la carrera presidencial del Centro Democrático

A pocos meses del inicio formal del calendario electoral, el Centro Democrático acelera su camino hacia la definición de un candidato único para las presidenciales de 2026. En medio del proceso interno, el apellido Uribe vuelve a posicionarse como un eje simbólico y estratégico dentro de las apuestas del partido, tras el inesperado asesinato del senador y precandidato Miguel Uribe Turbay.

La ausencia de Uribe Turbay, considerado una de las cartas fuertes del partido, dejó un vacío que ha llevado a reconfigurar los apoyos internos y a replantear las fichas de juego. Aunque el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha reiterado que no volverá a aspirar al poder, su figura y apellido siguen siendo determinantes en la orientación del partido y en la imagen que desea proyectar hacia los votantes de derecha.

De hecho, el exmandatario ha sido enfático en que solo apoyará a un candidato con militancia comprobada en el Centro Democrático, cerrando la puerta a figuras externas como el exministro Juan Carlos Pinzón, a quien sectores cercanos intentaban postular. Uribe también ha pedido que el nombre del aspirante se defina antes de finalizar septiembre.

Actualmente, el proceso de elección interna se encuentra en manos de la firma AtlasIntel, que será la encargada de realizar encuestas entre las bases del partido para determinar el candidato más competitivo. Entre los nombres que suenan con más fuerza están los de María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y Andrés Guerra.

Adicionalmente, se estudia la posibilidad de incluir un nuevo aspirante que represente la línea de Uribe Turbay, como una forma de mantener vivas sus ideas dentro de la contienda interna.

El proceso tiene como trasfondo no solo la necesidad de cohesión, sino la búsqueda de una estrategia que permita al uribismo articular una gran coalición de derecha para disputar con fuerza el poder en 2026. En este contexto, el apellido Uribe —más allá de la figura del expresidente— se mantiene como símbolo de liderazgo, disciplina partidaria y resistencia política.