Por: Reynaldo Mora Mora
El Currículo Contextualizado y Pertinente, CCP, y la Teoría Curricular Contextualizada y Pertinente, TCCP, abren las puertas a una Formación Integral Contextualizada y Pertinente, FICP, con muchísimas posibilidades y oportunidades. No cabe duda que facilitan un mayor y rápido acceso a las Problemáticas Sociales, PS, para trabajar en equipo en la búsqueda de poder construir respuestas que demanda la sociedad desde la educación. Esta tarea es la que facilita el seguimiento de formas de enseñanza que dialoguen con el contexto para actuar de acuerdo con los intereses de los educandos y del entorno. Estamos ante una transformación curricular que abre un sinfín de expectativas en cuanto al desarrollo y fortalecimiento de generar conocimiento pertinente para insuflar nuevas energías a la práctica pedagógica, didáctica y evaluativa de los docentes.
Por ello, hay unos derroteros de la Filosofía del CCP, quedan esbozados así:
1. El CCP es una nueva vía, una nueva alternativa por la que las instituciones educativas puedan lograr acuerdos formativos acerca de los problemas fundamentales del contexto, y que no se reducen a cuestiones de la naturaleza de las necesidades sociales, porque el giro quedaría muerto. Ahora, la formación es construida con base en el giro del contexto con sus problemáticas.
2. El CCP es una vía alternativa que percibe al contexto como lo consecuente para la construcción de criterios enseñables, como criterios claros y definidos de sentido. Esta filosofía ambiciona ser la disciplina argumentativa de la Teoría Contextualizada y Pertinente para acercarse a una Formación Integral Contextualizada y Pertinente.
3. El CCP piensa que el currículo oficial es un instrumento estandarizante metodológico rígido, que solo es útil para favorecer la ambición de los tecnócratas “curriculistas” que se abocan en la creación de competencias instrumentales y homogéneas que promueven caminos de desigualdad social a través de la evaluación. El CCP combate este instrumentalismo, impulsando su filosofía para fomentar la creatividad en los talentos, vocaciones y capacidades, favoreciendo los intereses de los estudiantes. En este sentido esta filosofía proporciona una visión global de cómo se interrelaciona la Escuela con la sociedad.
4.Con el CCP estamos frente a una Formación Integral Contextualizada y Pertinente, donde los saberes enseñables tienen mayor autonomía para impactar el contexto con sus problemáticas.
5. Si consideramos esta perspectiva dejamos a un lado el instrumentalismo cognitivo del currículo oficial que no llega a la conclusión de transformar la sociedad, como portadora de los fundamentos para pensar cualquier formación. Entonces, el CCP trasciende el mero cognitivismo para aportar la función crítica de que los saberes se tornen transformadores de cara a la realidad social.
Entonces, el modo de como el currículo oficial asume la realidad desde la estandarización de las competencias es erróneo, ya que induce a perder de vista el verdadero aprendizaje que aporta el contexto con sus tensiones, ya que es una realidad compleja, que solo adquiere sentido contemplada y asumida integralmente. Es preciso dar un giro al planteamiento rígido oficial y sustituir el lema “desde las competencias instrumentales estandarizadas” por este otro, “desde el contexto con sus problemáticas”. A lo cual habrá que añadir para completar el cuadro, otros dos lemas complementarios y coincidentes con la idea básica: “desde el contexto para llegar a la decisión de construir contenidos enseñables pertinentes” y “desde la Escuela dar respuesta de transformación social”. Se trata de caer en la cuenta de que no es posible comprender plenamente el concepto de sistema educativo, el cual, a su vez presupone el de la organización curricular de dicho sistema sino atendemos las demandas sociales. Aunque a la hora de estudiar el concepto de currículo, a efectos puramente cualitativos se logra un paréntesis en la consideración ordinamentalista sistémica, entonces, la realidad plena del concepto solo adquiere su sentido plausible en conexión con el conjunto, pues el sistema aparece siempre como telón de fondo o punto de referencia puramente, porque el currículo es como el espejo de la sociedad.
El contexto con sus problemáticas es el fundamento de una formación crítica y comprometida con la sociedad. Lo cual quiere decir tanto como que nosotros debemos como docentes procurar esta conexión, descubrirla y fundamentarla desde la enseñanza y la investigación de los saberes. El contexto fundamenta la comunicación de la Escuela con la sociedad: los saberes se constituyen en esta comunicación que la fundamenta, enunciado que no destierra ni descarta al referente del contexto, que es externo en donde ella se realiza. Conectar el contexto con sus PS es asumir las demandas de la sociedad (hemos visto que el currículo oficial se desprende de este interés), y los saberes, a su vez, son la posesión de una auténtica comunicación de transformación defraudada por la estandarización instrumental que impone el currículo oficial. A nuestro modo de ver, la TCCP, y el CCP, se oponen a esa oficialidad, porque no complementa la formación con base en las Problemáticas Sociales. Esta teoría realista supone un referente en relación con el cual articulamos los saberes a la contemplación y transformación del lenguaje de esas tensiones de la sociedad, como un ejercicio de comparticipacion de Escuela-Currículo-Contexto, como lo real, como la conciencia misional de una Institución Educativa.
Entonces, ¿son las aulas lugar extraño a la interactuación de currículo y contexto? Es al responder este interrogante cuando asoma la paradoja. Porque, en efecto, para tratar de entender con la mayor objetividad posible el momento actual que esta interactuación atraviesa en el sistema educativo creo que no podría elegir un mejor concepto aplicable que el de paradoja. Si aceptamos que los planes de estudio ideados por los tecnócratas “curriculistas” actúan a demandar fundamentalmente dos clases de exigencia oficial, como son: preparar para las Pruebas de Estado y para el discurso convencional del Ministro de Educación de turno, que se refleja en el aprendizaje del conocimiento estandarizado, entonces, el circuito formativo es cerrado, sin fisuras y además respondiendo a los criterios neoliberales. En consecuencia, si esta interactuación no responde a la aproximación del currículo al contexto con sus problemáticas, tenemos una formación que no es accesible a las respuestas y demandas de la sociedad; y que estandariza hegemónicamente la enseñanza y el aprendizaje.
No hay intentos en el currículo oficial por producir una negociación entre intereses, vocaciones, capacidades y talentos de los estudiantes con la pretensión de matricular los saberes enseñables con las PS, estableciendo una ensambladura y un ligamento de cómo sería lo aceptable. Por el contrario, esto es lo que propone el Currículo Contextualizado y Pertinente en donde la interactuación tiene cada vez más un lugar propio, allí donde la exigente realidad social le predetermina a los saberes lo que debe enseñarse. He aquí el porqué de haber elegido la expresa paradoja
De acuerdo con todo lo anterior, nos preguntamos: ¿qué características específicas podemos discernir en las prácticas y discursos curriculares en determinado proceso formativo? Una corriente recorre el sistema educativo colombiano, se trata del Currículo Contextualizado y Pertinente con su potenciación hacia una Formación Integral Contextualizada y Pertinente desde la Investigación Acción Participación Curricular para apoyar la construcción de una Nueva Cultura de la Evaluación Contextualizada y Pertinente desde la Teoría Curricular Contextualizada y Pertinente, corriente que toma posición contra el instrumentalismo estandarizante del currículo oficial, porque no podemos imaginar un antídoto más perfecto contra ese positivismo oficial, como el CCP, que hace visible al contexto con sus Problemáticas Sociales, para fundirse en un humanismo curricular formativo y democrático, propiciador de los valores constitucionales desde las fórmulas del enseñar. Entonces, el contexto se erige como lugar en el que nos construimos pensando formativamente en la solución a problemas de la sociedad.