Misael Duque Parra: el cachaco que rescató la memoria de Valledupar

Foto de Misael Duque Parra que se exhibe en la ‘ Academia de Historia del Valle de Upar’ // Foto: Captura de pantalla.

El notario y archivista dedicó su vida a preservar documentos desde 1727 hasta 1928, dejando a la capital del Cesar un legado histórico invaluable.

En la historia de Valledupar, un nombre destaca como guardián del pasado: Misael Duque Parra, un hombre nacido en La Mesa (Cundinamarca), que dedicó su vida a rescatar, organizar y preservar los documentos que hoy constituyen la memoria histórica de la capital del Cesar.

De raíces bogotanas, santandereanas y paisas, Duque Parra llegó a Valledupar a comienzos del siglo XX. Allí contrajo matrimonio con Bernarda Maestre Maestre y formó una familia marcada por el rigor y la disciplina que él mismo había heredado de su hogar en el Tequendama.

Su vida dio un giro definitivo cuando fue designado Notario Público de Valledupar en 1920. Al asumir el cargo, descubrió una alarmante carencia: la provincia carecía de registros organizados que dieran cuenta de su historia. Muchos documentos se encontraban arrumados en baúles, balcones o a punto de perderse.

Con disciplina férrea, Duque Parra se dio a la tarea de recopilar escrituras, testamentos, registros de compraventa y actas de liberación de esclavos. Durante una década, transcribió con ortografía impecable y caligrafía pulcra miles de páginas, hasta conformar más de 800 tomos empastados y archivados. En 1929, protocolizó esta labor en el Acto Notarial N° 65, respaldado por la Ordenanza 34 del Magdalena.

Gracias a ese esfuerzo, Valledupar no perdió tres siglos de historia. Los documentos abarcan desde 1727 hasta 1928 y registran la evolución de la ciudad, sus familias y su vida social, política y económica. La obra de Duque Parra ha sido reconocida por historiadores como Alfredo Mestre Orozco, Emilio Sánchez Vásquez, Luis Guerra Bonilla y Francisco “Caco” Valle Cuello.

Su nieto, Alfredo “Fello” Mestre, lo resume con contundencia: “Valledupar está en mora de hacerle un gran reconocimiento y un merecido homenaje a mi abuelo, quien se dedicó a salvar, reconstruir y darle vida a la memoria histórica de la ciudad”.

La labor de Duque Parra no se detuvo en Valledupar. Más tarde se trasladó a Santa Marta, donde fue nombrado jefe de Archivo de la Quinta de San Pedro Alejandrino, encargado de organizar los documentos relacionados con Simón Bolívar. Incluso en sus últimos años intentó innovar en la Fábrica de Licores del Magdalena, modernizando la destilación de ron, aunque la muerte lo sorprendió antes de culminar su invento.

Algunos lo comparan con el mítico José Arcadio Buendía, personaje de Cien años de soledad: visionario, obsesivo y adelantado a su tiempo. Sin embargo, Misael Duque Parra fue un hombre real, de carne y hueso, cuyo mayor legado fue rescatar para Valledupar el tesoro más valioso: la memoria escrita de su historia.