La Ciénaga de Mallorquín se consolida como el corazón verde de Barranquilla

 

@anamariaaljureEsto es Mallorquín sin audios virales

♬ sonido original – Ana María Aljure

Con sus aguas tranquilas, sus manglares imponentes y una biodiversidad sorprendente, la Ciénaga de Mallorquín se ha convertido en el pulmón ecológico de Barranquilla y uno de los atractivos naturales más importantes de la región Caribe.

Ubicada en el extremo norte de la ciudad, esta reserva natural no solo resalta por su belleza paisajística, sino por su importancia ambiental; así lo resalta Ana María Aljure en su video. Gracias a un ambicioso plan de recuperación liderado por la administración distrital, hoy Mallorquín es un modelo de ecoturismo sostenible y regenerativo.

Un renacer ambiental

Lo que antes fue una zona olvidada y amenazada por la contaminación, hoy resplandece como un ejemplo de restauración ecológica. Más de 10.000 nuevos mangles han sido sembrados en la última década, permitiendo el regreso de aves migratorias, reptiles nativos y especies acuáticas que habían desaparecido.

Además, el Ecoparque Mallorquín —una obra de infraestructura ecológica sin precedentes en la ciudad— ofrece a locales y turistas un recorrido por senderos palafíticos, miradores naturales, estaciones de avistamiento de aves y zonas de descanso construidas en armonía con el entorno.

Turismo que protege y educa

Los visitantes pueden disfrutar del avistamiento de más de 150 especies de aves, paseos en kayak por el estuario, caminatas ecológicas y experiencias culturales con las comunidades locales. A diferencia de destinos masivos, en Mallorquín el turismo se practica con responsabilidad: cada actividad está diseñada para cuidar el ecosistema y generar ingresos sostenibles para los habitantes del sector.

“El cambio no solo está en los árboles que vuelven a crecer, sino en la mentalidad de las personas que ahora ven la ciénaga como un tesoro que debemos proteger”, asegura María Teresa Polo, guía ambiental y miembro de un colectivo local de mujeres pescadoras.

Un símbolo de biodiversidad urbana

El éxito de Mallorquín ha impulsado nuevas apuestas de la ciudad para convertirse en la primera “biodiverciudad” de Colombia. Proyectos como el tren turístico del tajamar, la restauración de Puerto Mocho, y la futura integración del RíoBus con el ecoparque, consolidan a Barranquilla como referente de planificación urbana con conciencia ambiental.

Para muchos, la Ciénaga de Mallorquín ya no es solo un lugar, sino un símbolo del nuevo rumbo que toma la ciudad: más verde, más inclusiva, y en profunda conexión con la naturaleza.