El ‘Biblioburro’ sigue recorriendo la Sierra Nevada con grandes historias

En lo alto de la Sierra Nevada de Santa Marta, el sonido de unos cascos sobre la tierra seca anuncia una visita esperada. No son provisiones ni mercancías lo que transporta este burrito, sino alforjas repletas de libros que llevan consigo algo más valioso que cualquier carga material: historias capaces de abrir mundos, sembrar conocimiento y fortalecer la cultura.
Se trata del Biblioburro, iniciativa de la Caja de Compensación Familiar del Magdalena (Cajamag), que desde hace años recorre las zonas más apartadas del Caribe colombiano.
En esta ocasión, su viaje contó con acompañantes especiales: la jefa de Servicios Sociales de Cajamag, Addys Martínez, y Mateo Niño, representante de la Unesco en Argentina, quienes llegaron hasta los resguardos indígenas para conocer de cerca cómo este programa sigue transformando vidas en áreas rurales y montañosas.
La travesía los llevó hasta comunidades Kogui y Arhuaca, donde niños y adolescentes aguardaban con paciencia y entusiasmo. En el caso de los Kogui, la jornada tuvo un momento extra de alegría con la entrega de útiles escolares.
“Esto para nosotros es muy importante. No solo recibimos libros, también herramientas para que nuestros hijos aprendan mejor”, expresó una madre Kogui mientras sostenía la mano de su hija de ocho años.
Para Mateo Niño, la experiencia fue profundamente conmovedora. “Me impresiona que sean los propios líderes indígenas quienes carguen los libros en burritos o mulas y recorran estas distancias. No es solo un acto de entrega, es un acto de amor por la cultura y por el futuro de sus comunidades”, señaló.
Uno de esos líderes es Lorenzo Gil, ‘biblioburrista’ Kogui, quien desde hace años recorre senderos durante horas para llevar lectura a pueblos distantes. “Es duro, sí, pero la recompensa es ver la cara de los niños cuando abren un libro”, relató.
Cada parada del Biblioburro se convierte en una fiesta improvisada, donde niños hojean cuentos y fábulas, jóvenes comentan lecturas y adultos escuchan atentos. Es un intercambio cultural en doble vía: la palabra escrita que llega desde fuera y la tradición oral que se mantiene viva en la Sierra Nevada.
Con una trayectoria de varios años, el Biblioburro de Cajamag sigue demostrando que la lectura no conoce barreras geográficas.