Informes de Fuerzas Militares y Policía Nacional señalan a las disidencias de las Farc lideradas por Iván Márquez como presuntos autores intelectuales del crimen de Miguel Uribe, mientras surge la hipótesis de un posible “fallecimiento ficticio” de alias Zarco Aldinever para desviar la investigación.
Las investigaciones sobre el magnicidio de Miguel Uribe han dado un nuevo giro con información de inteligencia de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional que apunta a la Segunda Marquetalia, disidencia de las Farc liderada por Iván Márquez, como el grupo que habría ordenado el crimen.

Aunque aún no se han entregado conclusiones definitivas sobre los autores intelectuales, las autoridades manejan la hipótesis de que uno de los principales señalados por la Fiscalía, José Manuel Sierra Sabogal, alias Zarco Aldinever, habría sido asesinado por el ELN en la frontera con Venezuela hace algunos días. Sin embargo, advierten que no hay certeza de su deceso debido a la falta de confirmación física, lo que abre la posibilidad de que se trate de un “fallecimiento ficticio” con el fin de desviar las pesquisas.
Alias Zarco Aldinever, considerado uno de los hombres fuertes de la Segunda Marquetalia, operaba principalmente en el departamento de Caquetá, especialmente en el municipio de Belén de los Andaquíes. De acuerdo con las investigaciones, días antes del atentado habría sostenido comunicaciones con Elder José Arteaga, alias el Costeño, quien en el pasado se desempeñó como escolta de la pareja de un integrante de la disidencia.
Tras el crimen, alias el Costeño habría enviado a Katerine Andrea Martínez, conocida como alias Gabriela, al Caquetá para integrarse al grupo criminal y recibir protección después de su presunta participación en el atentado.
Las autoridades tampoco descartan que se haya utilizado la modalidad de “outsourcing” criminal, en la que un tercero contrata a un grupo armado para ejecutar un ataque, lo que ampliaría el abanico de responsables detrás del magnicidio.
Hasta el momento, las hipótesis son múltiples y las investigaciones continúan abiertas, sin que exista una conclusión definitiva sobre quiénes son los autores intelectuales y operativos de este hecho que ha generado conmoción en el país.
Y.A.