En una sentida reflexión, Teresa Consuelo Cardona expresó que habría querido un destino distinto para Miguel Uribe Turbay: “A mí me hubiera gustado que Miguel estuviera vivo, sano, feliz. Desearía que ese atentado nunca hubiera ocurrido”.
En su escrito, lamentó también los episodios trágicos que marcaron la vida del senador, recordando el secuestro y asesinato de su madre, la condena contra su padre por desfalco, y los cuestionamientos históricos sobre su familia. “Pero el deseo siempre es superado por la realidad y esa suma de realidades tan desastrosas hoy llegó a su final, de la peor manera. Miguel no murió, fue asesinado”, afirmó.
Cardona extendió su reflexión más allá del caso de Uribe, recordando a las miles de víctimas de la violencia en Colombia, desde los 6.402 jóvenes ejecutados extrajudicialmente hasta los 7.000 militantes de la Unión Patriótica asesinados, y los ciudadanos empujados por la pobreza hacia contextos criminales.
“Todas las muertes violentas son indeseables, repugnantes, repudiables. Todas, sin excepciones”, concluyó.