Pan y Lambada

Por : Guillermo Luis Nieto Molina
Colaborador, Escritor, Poeta
Diario La Libertad.

–Pan y Lambada–
Pompilio,el panadero transportaba el pan desde Barranquilla, lo empacaba en unos tanques cilindricos de cartón con una tapa fuerte que entraba a presión .
Su arribo era el caserío del vaivén a pocos kilómetros de Juan de Acosta. De allí lo distribuía a las tiendas de Juan De Acosta en una bicicleta,alta con dos canastos de mimbre, depositarios del alimento de vida. Pompilio se hospedaba donde Afrodina ,y Julio; una pareja de recién casados que tenían una mejora levantada de bareque, y techo de láminas de zinc.
Afrodina, debió llamarse Afrodita, el cura el día de su bautizo se opuso y dijo» que era un nombre muy agresivo para una bebe». Resolvió entonces cambiarle la última sílaba.
Julio, su esposo de mediana estatura, gordito de manos pequeñas de ojos saltones, muy similiar a Pompilio el panadero , tan similar que parecian hermanos siendo Pompilio de Baranoa y Julio nacido en Juan de Acosta .
Pompilio vendía en su mayoria pan de sal tostado y crujiente al morderlo. Repartía por las tiendas los lunes, miércoles y viernes. En algunas ocasiones se quedó un sábado,disfrutando de la hospitalidad de Julio y Afrodina . Tomaban Ron blanco, bailaban al son de las notas de Alejo Durán y Juancho Polo Valencia que llegaban en las ondas herzianas por un radio phillips de baterías, que le había regalado Pompilio un día de cumpleaños a la bella Afrodina .
Un día viernes después de una larga semana de lluvia y frio,abrazada a Julio en su cama Afrodina le comentó
–Mira Julio te voy a contar algo, el Pompilio me anda como enamorando, cuando bailamos me aprieta duro y me soba las manos–
Julio sin alterarse rascándose el pecho contestó
— Tratalo con respeto, no creo que te esté enamorando; no vayas a ser muy grosera, después perdemos los panes de sal que tanto nos gustan y son deliciosos ;sabroso morderles la punta,y el resto remojarlo en la totuma de café con leche;con respeto sobrelleva las cosas —
Pompilio regresó el lunes madrugado, saludó como de costumbre a Julio con un fuerte abrazo y le entregó una bolsa de pan de sal tostado ,que llevaba aparte, en una bolsa ,de los cilindros de cartón donde los almacenaba.
Afrodina barría el patio, grande con una escoba construida de una mata reconocida como escobilla, amarrada a un cabo de madera; arrasaba con toda la basura y dejaba el patio reluciente.
Julio le gritó desde la puerta a su mujer.
–Mija, ya regreso voy pa’ donde Roque a comprar un martillo y unas tachuelas.- –
Afrodina no escuchó, estaba agachada, -como quien hace abdominales,- la cabeza cerca de las rodillas, exhibiendo su hermoso trasero .
Afrodina recojía las hojas que había barrido,con las dos manos y las depositaba en una bolsa blanca plástica que decía «supermercado Robertico, donde compra como pobre, y come como rico».
Afrodina, sintió la mano pequeña y caliente que le acariciaba las nalgas, bajando por el canal hacía su vulva. Afrodina, dejó de coger las hojas a manotadas y empezó a llenar la bolsa con hojas, una a una, mientras, se movía como quien baila una lambada. De pronto la realidad la sorprendió dijo:
— Quédate quieto Pompilio , Julio está por aquí cerca no sea que nos pille–
Volteó a mirar y se encontró con el rostro fruncido y ojos saltones de Julio. —
Desde ese día Pompilio no regresó a vender pan al pueblo y Julio despreció para siempre los panes de sal y el amor que le ofrecía su mujer.
Nunca pudo olvidar, que regresó a entregar la bolsa de pan y sin querer esa bolsa, esos panes, le revelarían los cachos. El café con leche ahora lo acompañaría para siempre con galletas de soda…