El Salvador apareció por primera vez en su historia entre los países con mayor sensación de seguridad, según el reciente Informe de Seguridad Global de Gallup, que ubica al país centroamericano por encima de naciones tradicionalmente percibidas como seguras, como Suiza, Islandia y Luxemburgo. El sondeo revela que el 88 % de los salvadoreños afirma sentirse seguro caminando solo de noche, un índice que el informe y el propio gobierno atribuyen a las contundentes políticas antimafia y antipandillas del presidente Nayib Bukele.
La clasificación coloca a El Salvador en un lugar inesperado en el mapa de la seguridad mundial, pero también reaviva el debate sobre los métodos empleados para conseguir esos resultados: detenciones masivas, estados de excepción y una política de “mano dura” que, según ONG y defensores de derechos humanos, deja en entredicho las garantías procesales y los derechos de los reclusos.
De país de alta violencia a protagonista del ranking
Hace apenas una década, El Salvador era sinónimo regional de violencia urbana y altas tasas de homicidio vinculadas al accionar de las pandillas —las llamadas maras—. La implementación del llamado Plan de Control Territorial y otras medidas de seguridad impulsadas por la administración Bukele han cambiado drásticamente los indicadores oficiales: menor número de homicidios, reducción de delitos violentos y, ahora, una percepción ciudadana de mayor seguridad.
El informe de Gallup resalta esa transformación: la percepción ciudadana en El Salvador supera, en el indicador de sentirse seguro caminando de noche, a países europeos de amplia tradición en seguridad pública. Las autoridades salvadoreñas han celebrado el resultado como “reflejo de la determinación gubernamental por hacer de El Salvador un lugar más seguro” y han vinculado directamente la caída de la actividad delincuencial con la ofensiva contra las pandillas.
Qué medidas explican el cambio (y por qué son controversiales)
Las políticas que explican el avance en seguridad incluyen:
-
Operativos militares y policiales en zonas controladas por pandillas.
-
Detenciones masivas y encarcelamientos a gran escala de presuntos miembros de pandillas.
-
Estados de excepción y regulaciones que han flexibilizado procedimientos y penas en aras de resultados rápidos.
Estas medidas han contado con amplio respaldo popular en El Salvador: muchos ciudadanos ven en la mano dura una solución palpable al miedo cotidiano. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han denunciado excesos, detenciones arbitrarias y condiciones carcelarias que vulneran estándares internacionales. El propio texto del usuario recuerda que las ONG reprochan el “estado de excepción y la falta de garantías a los reclusos”.
Impacto y repercusiones internacionales
La mejor percepción de seguridad no solo transforma la narrativa interna: también ha atraído miradas externas. Inversionistas y turistas han mostrado mayor interés en destinos salvadoreños, y el país ha ganado espacio en rankings y reportes internacionales. No obstante, la distancia entre percepción y procesos legales abre preguntas sobre la sostenibilidad del modelo:
-
¿Pueden mantenerse niveles bajos de criminalidad sin respeto pleno a las garantías judiciales?
-
¿Qué costos sociales y políticos acarrean medidas que concentran poder en el Ejecutivo y reducen las salvaguardias procesales?
Críticos advierten que la sensación de seguridad puede ser frágil si se basa en un manejo excepcional y no en estrategias integrales de prevención, reinserción y fortalecimiento institucional.
GALLUP: El Salvador Ranks Among “Most Safe” (in the world) for First Time.
We just became the safest country in the Western Hemisphere, and now we’re aiming for the world! 🇸🇻
Receipts: https://t.co/iUZrCW9bNt pic.twitter.com/ad1yx51aTg
— Nayib Bukele (@nayibbukele) September 24, 2024
El contraste regional: de El Salvador a Ecuador
El informe de Gallup marca un fuerte contraste dentro de la región. Mientras El Salvador avanza en la percepción de seguridad, otros países enfrentan retrocesos importantes:
-
Ecuador —apunta el informe— llega a niveles muy bajos de percepción de seguridad (cerca del 27% de personas que se sienten seguras caminando de noche) y ha visto aumentos en sus tasas de homicidios, atribuidos al crecimiento del narcotráfico y el crimen organizado.
-
Chile y otras naciones también enfrentan retos en materia de seguridad ciudadana, lo que muestra que la región sigue fragmentada en sus resultados.
Perspectiva global: ¿dónde queda El Salvador?
A nivel mundial, el ranking sitúa a países como Kuwait (99 %), Singapur (94 %) y Noruega (92 %) entre los más seguros según la encuesta de Gallup. El 88 % de El Salvador lo posiciona por encima de varias naciones europeas y marca un antes y después en la imagen internacional del país.
Sin embargo, Gallup y otros observadores sociales suelen advertir que la percepción de seguridad —si bien relevante— no sustituye a indicadores institucionales como el respeto a la ley, la independencia judicial y las libertades civiles.
Balance: resultados palpables y preguntas abiertas
El ascenso de El Salvador en el índice de seguridad de Gallup representa un triunfo tangible para la administración Bukele en términos de percepción ciudadana y, hasta cierto punto, de reducción de delitos violentos. Pero el éxito estadístico convive con críticas profundas:
-
Las ONG y organismos defensores de derechos humanos insisten en que la estrategia ha sacrificado garantías básicas y procesos judiciales transparentes.
-
Expertos plantean dudas sobre la sostenibilidad de los avances si no se acompañan de políticas de prevención social, reinserción y fortalecimiento del Estado de derecho.
En definitiva, El Salvador se ha convertido en un caso de estudio complejo: un país que, gracias a medidas excepcionales, ha logrado que la mayoría de sus ciudadanos se sientan más seguros, pero que también enfrenta cuestionamientos sobre el precio democrático de esa seguridad. El debate entre eficacia y garantías seguirá siendo, muy probablemente, el eje central de la discusión regional en los próximos años.