Santa Marta también duele, y también se levanta: el Magdalena se moviliza por sus barrios afectados

Santa Marta también es Magdalena, y como tal, el Gobierno departamental no ha dudado en ponerse las botas, subirse a las volquetas y meterse hasta el corazón de los barrios afectados por las lluvias más intensas del año.

En medio del lodo, de calles rotas, casas en ruinas y miradas llenas de incertidumbre, el equipo de la Gobernación del Magdalena ha estado mano a mano con las familias que lo perdieron casi todo. Desde tempranas horas, se activó el banco de maquinaria amarilla para limpiar las vías, remover escombros, liberar caminos y empezar a devolverle algo de normalidad a comunidades como Bastidas, San Fernando, María Eugenia, Ondas del Caribe y otras más, donde las precipitaciones dejaron cicatrices profundas.

Además, carrotanques con agua potable llegaron a las zonas más golpeadas, donde el acceso al líquido vital colapsó por completo. “Sabemos que no es fácil, pero no están solos”, expresó uno de los operarios mientras descargaba el primer tanque en una de las calles inundadas de Bastidas.

La instrucción del gobernador ha sido clara: acción inmediata, atención integral y presencia constante. No se trata solo de remover lodo, sino de levantar esperanzas.

En medio del caos, lo que se respira es también solidaridad. Voluntarios, funcionarios y vecinos trabajan juntos. La emergencia no ha terminado, pero el compromiso tampoco.

Desde la Secretaría de Ambiente, Gestión del Riesgo de Desastres y Cambio Climático, junto a Infraestructura y la Secretaría de Equidad y Poder Popular, se sigue levantando un censo preciso para saber cuántas familias necesitan ayuda urgente y cuánta reconstrucción será necesaria.

Porque cuando el Magdalena duele, el Magdalena también responde.
Y mientras haya una casa anegada o una familia sin techo, la ayuda seguirá llegando.