Mientras más de 40 niños siguen hospitalizados, médicos del CACE Niño Jesús exigen pagos atrasados desde noviembre de 2024; en Sabanalarga, trabajadores también protestan por salarios impagos.
La crisis en la red hospitalaria del Atlántico ha llegado a un punto insostenible. El equipo de pediatras del CACE Niño Jesús, en Barranquilla, ha lanzado una advertencia contundente: si no se les paga al menos dos meses de los salarios que les deben desde noviembre de 2024, suspenderán los servicios que, hasta ahora, han prestado por pura vocación profesional. La situación, como ellos mismos lo denuncian, vulnera tanto su dignidad laboral como el derecho a la salud de los pacientes más vulnerables: los niños.
En una carta dirigida a Rosmery Wedeking, gerente de la ESE UNA, los médicos expresan su profunda preocupación ante la falta de respuesta y la deuda acumulada que abarca ocho meses. Pese a este escenario, siguen atendiendo a más de 40 menores hospitalizados, un esfuerzo que califican como ética médica en resistencia, pero que tiene fecha de caducidad: el 8 de agosto.
“Nos veremos obligados a tomar decisiones colectivas orientadas a la defensa de nuestra dignidad profesional y el bienestar integral de quienes dependen de nosotros”, advierten en la misiva.
La situación del CACE Niño Jesús no es un caso aislado. Desde el 1 de agosto, este centro no cuenta con servicios quirúrgicos, lo que ha provocado un aumento en las remisiones médicas a otros hospitales. Pero las remisiones, lejos de ser una solución, enfrentan demoras críticas que están afectando seriamente la calidad de la atención pediátrica en el departamento.
A esto se suma la renuncia de profesionales de otras especialidades, una realidad que ha dejado a los pediatras en una posición límite: asumir decisiones clínicas en condiciones precarias y sin el respaldo interdisciplinario necesario.
Protesta en Sabanalarga: otro síntoma del colapso
Mientras en Barranquilla los pediatras sostienen el servicio con hilos, en el municipio de Sabanalarga, también bajo la jurisdicción de la ESE UNA, los trabajadores del hospital local han iniciado un cese de actividades. La razón: llevan al menos cinco meses sin recibir salarios. La protesta es liderada por empleados vinculados mediante Contratos de Prestación de Servicios (OPS).
Actualmente, el hospital solo atiende urgencias vitales, mientras los trabajadores exigen el pago inmediato de al menos dos meses de salario como condición para levantar la manifestación.
La gobernabilidad de la salud pública en el Atlántico se desmorona, y el silencio institucional agrava una crisis que ya compromete la vida de cientos de ciudadanos. La dignidad profesional de los médicos y el derecho a la salud de los pacientes han sido los grandes sacrificados en un sistema que, a pesar de las alertas rojas, sigue sin reaccionar.
Y.A.