La incompetencia del alcalde Carlos Pinedo contrasta con la respuesta rápida, articulada y solidaria del gobierno departamental ante la emergencia invernal que dejó más de 50 barrios bajo el agua.
Por: Juana de Arco.
DIARIO LA LIBERTAD.
Lluvia, abandono y liderazgo: lo que Santa Marta nunca olvidará…
Lo que cayó sobre Santa Marta el pasado domingo no fue solo un aguacero descomunal. Lo que cayó fue también la certeza dolorosa de que, en esta ciudad, cuando la emergencia golpea, la alcaldía se esconde. Con más de 50 barrios convertidos en ríos, viviendas colapsadas, calles sepultadas en lodo y cientos de familias clamando ayuda, el alcalde Carlos Pinedo Cuello eligió no aparecer.
Mientras los colchones mojados se amontonan en las esquinas, mientras niños duermen en el piso y madres intentan salvar lo poco que quedó, desde el centro de la ciudad la administración distrital parece operar en piloto automático, emitiendo comunicados vacíos que en terreno no tienen eco. “Estamos sacando el agua con baldes, pero para ellos no pasó nada”, denunció una vecina del barrio Villa del Carmen con rabia contenida y tristeza infinita.
En contexto: Santa Marta también duele, y también se levanta: el Magdalena se moviliza por sus barrios afectados
En Pescaíto, Bastidas, Ondas del Caribe, 17 de Diciembre, Timayui, La Lucha, San Pablo, San Jorge y otros sectores azotados por el desastre, los habitantes no han visto al alcalde, ni al jefe de Gestión del Riesgo, ni a nadie que represente realmente al gobierno distrital. Lo que sí han visto —y sufrido— es el desdén, el abandono y la irresponsabilidad institucional.
Gobernación del Magdalena: presente, con botas y voluntad…
Como equipo de Gobierno departamental, estamos en los barrios de Santa Marta acompañando a las familias afectadas por esta emergencia.
Activamos el banco de maquinaria amarilla para remover el lodo, los escombros y los sedimentos que dejaron las fuertes precipitaciones.
También… pic.twitter.com/PsoJnRsHja— Ingris Padilla García (@padillaingris) August 5, 2025
Mientras el alcalde desaparece, la Gobernación del Magdalena, liderada por la gobernadora encargada Ingrid Padilla, no ha escatimado esfuerzos para responder. “Santa Marta también es Magdalena”, dijo, y lo demostró con hechos: 13 máquinas amarillas removiendo lodo, carrotanques con más de 23.000 litros de agua potable, y una brigada de funcionarios recorriendo barrio por barrio, censando, limpiando, ayudando.
Tal como lo anunciamos, este gobierno popular de la mano con el pueblo, desplegó acciones inmediatas para atender los puntos más críticos tras las fuertes lluvias del día anterior. Desde la Gobernación se dispuso parte del banco de Maquinaria Amarilla del departamento. 👇🏻 pic.twitter.com/dWTLoL5qEL
— Gobernación del Magdalena (@MagdalenaGober) August 5, 2025
Sobre el tema: Lodo, lluvia y esperanza: Gobernación del Magdalena responde a emergencia en Santa Marta
En lugares donde la Alcaldía no ha puesto un pie, el equipo del Gobierno Departamental ya ha retirado más de 16 toneladas de lodo y ha entregado asistencia directa a más de 720 familias. Mientras los discursos vacíos del alcalde se redactan desde un escritorio, el personal de la Gobernación pisa barro, recoge escombros, entrega agua y escucha a la gente.
La @MagdalenaGober , activada al lado de los samarios para socorrerlos en la emergencia: 13 máquinas al servicio de las familias damnificadas, 2 carrotanques con capacidad de 23.000 litros de agua potable y toda la institucionalidad dispuesta a apoyar.
La gobernadora (e)… pic.twitter.com/w66niCrzXI
— Rafael Martínez (@mrafael70) August 5, 2025
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“Incluso un operario que traía el tanque de agua me dijo: ‘sabemos que no es fácil, pero no están solos’. Y eso se agradece más que mil discursos”, comentó una madre de Bastidas que perdió todo, desde la cuna del bebé hasta el fogón donde cocinaba para sus hijos.
Entre la desidia y la esperanza
La lluvia en Santa Marta dejó al descubierto una verdad incómoda pero contundente: la distancia cada vez mayor entre el poder distrital y las necesidades reales de la ciudadanía. Mientras la Oficina de Gestión del Riesgo niega que haya damnificados, las imágenes muestran todo lo contrario: casas sumergidas, familias sin techo, memorias arrastradas por el agua.
El alcalde Carlos Pinedo ha preferido el silencio a la acción, el escritorio al territorio. Ni un Puesto de Mando Unificado, ni un balance oficial, ni una visita de campo. En cambio, el Magdalena responde, con manos, con maquinaria, con presencia, con humanidad.
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Hoy Santa Marta no solo enfrenta el barro. Enfrenta también una crisis de representación, un déficit de liderazgo, una Alcaldía que no está a la altura de la dignidad de su gente.
Pero también, en medio de esa oscuridad, hay una luz. Y esa luz, esta vez, vino del Gobierno Departamental. Porque como dijo una voluntaria en medio del lodo:
“Aquí no estamos solos. Y eso, después de perderlo todo, significa muchísimo”.
Así las cosas… Santa Marta clama por liderazgo en medio del desastre. Mientras el alcalde brilla por su ausencia, la Gobernación del Magdalena demuestra con hechos cómo se gobierna con botas, empatía y acción.
Y.A.