Medellín dio la bienvenida a su celebración más emblemática con un arranque vibrante que dejó claro que esta edición de la Feria de las Flores será inolvidable. Miles de personas se congregaron en distintos puntos de la ciudad para vivir un primer fin de semana cargado de cultura, alegría y tradición, en una programación que rindió homenaje a las raíces paisas y a su capacidad de reinvención.
La fiesta comenzó por todo lo alto en el Obelisco, donde una explosión musical marcó el inicio oficial de la feria. La energía del público fue tan fuerte, que desde la primera noche se vaticinaba una edición histórica.
El sábado llegó con una dosis de creatividad y fantasía gracias a La Feria al Ritmo de la Bicicleta, un desfile que convirtió las calles en una pasarela de arte sobre ruedas, en la que el ingenio paisa se expresó a través de coloridas estructuras, personajes únicos y la participación entusiasta de niños y niñas, quienes reafirmaron que las tradiciones están vivas en las nuevas generaciones.
La noche del sábado tuvo otro momento estelar en el Parque de los Deseos, donde se llevó a cabo la semifinal del Festival Nacional de la Trova. Allí, el repentismo paisa volvió a brillar con picardía, humor y talento, recordando por qué la trova sigue siendo una de las expresiones más genuinas de la cultura antioqueña.
El domingo, la ternura se tomó las calles con la Caminata Canina, un evento que ya es símbolo de amor por los animales. Disfraces creativos, carritos decorados y silletas en miniatura acompañaron a los peluditos, que se robaron todas las miradas y corazones.
Más tarde, el ritmo volvió a apoderarse de la ciudad con el desfile musical por la Avenida Primavera. Mientras tanto, en distintos barrios, los tradicionales tablados populares ofrecieron conciertos, muestras culturales y mucho baile, dejando claro que en Medellín la feria se vive desde cada rincón.
Este primer fin de semana fue solo un abrebocas de lo que se vivirá hasta este 10 de agosto.
