Hipocresía en tiempos de tragedia: Diputados del Magdalena bloquean recursos y hoy pretenden posar como salvadores

Santa Marta, bajo el agua… y bajo la doble moral de quienes juraron defender al pueblo.

 

Mientras más de 100 barrios samarios amanecen entre el barro, el dolor y la incertidumbre, y miles de familias lo perdieron todo por las intensas lluvias que azotaron la capital del Magdalena, dos diputados hoy aparecen ante los medios y redes sociales con palabras de consuelo y llamados a la acción. Son Ángela Cedeño Ruiz y Rafael Noya, quienes ahora se presentan como adalides de la solidaridad, cuando hace apenas semanas bloquearon los recursos con los que pudo prevenirse esta catástrofe y atender con eficiencia a los damnificados.

El descaro no tiene límites.

 

Ambos legisladores forman parte del grupo de siete diputados que han frenado sistemáticamente los proyectos de inversión social y mitigación del riesgo presentados por la Gobernación del Magdalena. Iniciativas que incluían obras de canalización, mejora del alcantarillado pluvial, adecuación de quebradas y planes de emergencia para zonas de alta vulnerabilidad como Pescaíto, Gaira, María Eugenia, Taganga y sectores del norte de Santa Marta.

Proyectos que no se aprobaron por intereses politiqueros disfrazados de “control político” y que hoy, tras la tragedia, dejan ver su costo en vidas, hogares y dignidad.

Ahora, en pleno desastre, aparecen con discursos vacíos en redes sociales. La diputada Ángela Cedeño exige que “toda la institucionalidad esté en disposición activa para atender la emergencia”. Rafael Noya, por su parte, habla de “trabajo en conjunto” y “solidaridad” con los damnificados. ¿En serio?

8f981192 0421 452e b337 b352d5588e44

Es indignante que quienes sabotearon los mecanismos de prevención, hoy intenten lavarse las manos ante una opinión pública devastada, pretendiendo posar de salvadores cuando lo único que han hecho es poner trabas al bienestar de la gente.

El oportunismo político en medio del sufrimiento colectivo es más que un acto inmoral: es una traición. La ciudadanía merece recordar quiénes levantaron la mano para decir “no” a los recursos que hoy se necesitan con urgencia. Miserables no por sus palabras, sino por sus acciones.

La ciudad no necesita discursos ni fotos. Necesita responsabilidad, coherencia y voluntad real de servir. Y eso, a estos dos diputados, les quedó grande.