El departamento del Atlántico atraviesa uno de los momentos más delicados en materia de seguridad en los últimos años. Según cifras recientes del Sistema Civil de Alertas Tempranas, entre enero y julio de 2025 se han registrado 529 homicidios, una cifra que enciende las alarmas de las autoridades y de la sociedad civil.
La mayoría de los casos se concentran en el Área Metropolitana de Barranquilla, donde se han reportado 465 muertes violentas, y dentro de este total, Barranquilla capital registra 287 homicidios. Estos datos excluyen muertes por accidentes o suicidios, y reflejan un panorama crítico que parece agravarse con el paso de los meses.
A pesar de los operativos y capturas masivas —más de 4.300 en la capital y cerca de 2.000 en otros municipios del Atlántico—, la violencia no cede. Los intentos de acercamiento entre bandas criminales como “Castor” y “Digno Palomino” no han generado resultados concretos para frenar la ola de asesinatos.
Los sectores más golpeados por esta situación en Barranquilla incluyen los barrios El Bosque, La Paz, Nueva Colombia y Los Olivos, junto a otras zonas como Villate, Rebolo, Bella Arena, La Loma y el Centro, donde incluso se han reportado cuerpos flotando en canales de aguas estancadas, evidencia brutal del nivel de violencia que viven estas comunidades.
El informe también destaca que, lejos de disminuir, los homicidios han mostrado una tendencia constante al alza, afectando de manera directa la tranquilidad de miles de familias. El llamado de las organizaciones civiles es claro: se necesita una intervención urgente y efectiva para recuperar el control territorial y restaurar la confianza de la ciudadanía en las instituciones.
Mientras tanto, la población vive entre el miedo y la incertidumbre, esperando que las promesas de seguridad se conviertan en realidades palpables que frenen la creciente espiral de violencia en el Atlántico.











