Una nueva alerta sobre los peligros de los procedimientos estéticos clandestinos sacude a la ciudad. Luz Estela Machado Rodríguez, una mujer de 54 años y entrenadora de gimnasio, perdió la vida tras practicarse una intervención estética en condiciones precarias, dentro de una vivienda ubicada en el barrio Chiquinquirá, en el suroriente de Barranquilla.
Según versiones preliminares, Machado acudió a la residencia de una mujer identificada como Ingrid Esther Thomas Castillo, quien le habría aplicado una sustancia en los glúteos con el fin de aumentar su volumen corporal. Poco después del procedimiento, la víctima presentó síntomas de malestar y fue trasladada de urgencia a la Clínica Murillo, donde ingresó en estado crítico. A pesar de los esfuerzos médicos durante más de media hora, falleció minutos después.
El caso está en manos de las autoridades competentes, quienes investigan si la persona que realizó el procedimiento contaba con formación médica, permisos sanitarios, o si se trataba de una práctica completamente ilegal. También se está analizando el tipo de sustancia utilizada en la intervención, que podría haber sido un factor clave en el desenlace fatal.
El cuerpo de la víctima fue remitido al Instituto de Medicina Legal, donde se le practicará la necropsia correspondiente para establecer las causas exactas del fallecimiento.
Familiares de Luz Estela, residente del barrio Los Robles, han pedido celeridad en la investigación y que se imponga todo el peso de la ley sobre los responsables. También han instado a la ciudadanía a no confiar su salud a personas sin certificación ni a lugares no habilitados.
Este caso reaviva el debate sobre la regulación de los procedimientos estéticos en la ciudad y los vacíos de control que permiten que prácticas de alto riesgo sigan cobrando vidas en entornos no clínicos.