Carlos Felipe Córdoba: ¿en qué bando juega realmente?

¿Pipe Córdoba, qué hay detrás del pastel?

 

Por Juana de Arco Por momentos parece que Carlos Felipe Córdoba Larrarte quiere erigirse como el salvador del país, pero sus múltiples vínculos, silencios selectivos y oportunos reaparecimientos levantan más dudas que certezas. El excontralor —hoy aspirante presidencial— habla de unir al país, pero ¿cuándo fue que realmente se comprometió con el control fiscal o la lucha contra la corrupción?  

Durante su paso por la Contraloría General de la República (2018–2022), Córdoba estuvo rodeado de polémicas que dejaron más sombras que luces. Su gestión fue cuestionada por supuestas cercanías con clanes políticos, su relación con sectores del uribismo, e incluso por la presunta inacción frente a escándalos multimillonarios como el de Centros Poblados. ¿Fue esa omisión estrategia o simple negligencia?  

Hoy, vestido con el ropaje de «preocupado por la gente», Córdoba habla de hambre, salud, educación y transporte como si jamás hubiera tenido poder para hacer algo. Pero sí lo tuvo. Y mucho. Como contralor, tuvo en sus manos herramientas clave para fiscalizar a fondo, para dejar huella… pero prefirió, en muchos casos, no incomodar a los poderosos.  

Ahora, tras un período de «retiro» —que más bien fue un reacomodo estratégico—, regresa con un discurso de centro conciliador, mientras busca alianzas con los mismos partidos tradicionales que han contribuido al desgaste institucional del país. ¿Realmente busca unir, o simplemente quiere sumar fichas en su tablero personal?  

¿Y el pastel, Pipe?

 

¿Ese que huele a cálculo político y ambición disfrazada de buena voluntad?

  La pregunta es válida cuando un funcionario que tuvo en sus manos la lupa de la nación ahora pide confianza ciudadana sin haber rendido cuentas claras de su gestión.  

¿Córdoba juega por Colombia o por los mismos de siempre?

 

Las vueltas que da la vida lo tienen hoy en precampaña, hablando de drones y trenes, del hambre que vio desde el retiro, y de un país que —según él— ahora sí quiere salvar. ¿Pero con quién, para quién y por qué ahora?  

Colombia no necesita salvadores de ocasión. Necesita memoria. Y la memoria fiscal y política de Felipe Córdoba aún tiene muchas páginas sin responder.