Por Álvaro Cotes Córdoba
Sólo con la instrumentación de la justicia han podido frenar a los gobiernos del movimiento político Fuerza Ciudadana.
Y todo porque en las seis veces que lo intentaron por la vía democrática o por votación del pueblo, no pudieron, ya que el pueblo eligió siempre en esas seis oportunidades a los gobernantes de Fuerza Ciudadana, de la siguiente manera:
Primero eligieron a Carlos Caicedo en la Alcaldía, después a Rafael Martínez y Virna Johnson, también en la Alcaldía, luego a Carlos Caicedo y Rafael Martínez en la Gobernación y por último a Jorge Agudelo en la Alcaldía. En las seis ocasiones, los nombrados fueron elegidos por el pueblo, en franca lid democrática.
Pero como se dieron cuenta al fin de que por votación el pueblo nunca los iba a elegir, decidieron hacer trampas, buscar otras opciones y fue entonces cuando optaron por instrumentar a la justicia.
Y descaradamente se atreven a decir que les han ganado, que con trampa o usando a la justicia, pero les han ganado, porque les tumbaron la elección al verdadero alcalde elegido en la alcaldía de Santa Marta, Jorge Agudelo y ahora al gobernador del Magdalena, Rafael Martínez.
Incluso, algunos de esos “politólogos” que dicen serlo, pero que no son sino correveilleva y a los cuales hoy les dicen “copiaipega”, se han atrevido a decir que esos gobernantes del movimiento Fuerza Ciudadana, «ya no van más», despreciando o subestimando el poder del pueblo, importándoles un pito que el pueblo les haya dicho por seis ocasiones que no van a votar más por los que no son de Fuerza Ciudadana.
Sin embargo, ellos continuarán buscando más trampas y van a volver a usar a la justicia, porque aun cuando no lo crean, son conscientes de que por ellos mismos el pueblo ya no los quiere y ahora menos que los gobernantes de Fuerza Ciudadana, con las universidades en El Banco y Ciénaga y cuatros más proyectadas, han incrementado el dossier de sus obras imposible de superar por algún otro movimiento o partido político en el Magdalena, el Caribe colombiano y el país, en por lo menos medio siglo más.
Siempre lo he dicho: El Magdalena sigue siendo el experimento político de la resiliencia de los nacientes gobiernos progresistas en Colombia.