La tensión entre el presidente Gustavo Petro y el Banco de la República volvió a escalar este jueves, luego de que el mandatario acusara al emisor de actuar con fines políticos tras su decisión de mantener la tasa de interés en 9,25 %.
La declaración del jefe de Estado, publicada en su cuenta oficial de X, fue directa: aseguró que la autoridad monetaria “quiere acabar con la economía colombiana” y la señaló de estar jugando con la estabilidad del país por razones electorales. La afirmación encendió el debate en círculos económicos y políticos sobre el respeto a la autonomía del banco central y el rumbo que debe tomar la política monetaria.
Mientras tanto, el Banco de la República defendió su postura con un comunicado técnico en el que explicó que mantener la tasa actual responde a una estrategia prudente, ante la persistencia de riesgos que podrían desviar la inflación de su meta a mediano plazo.
“Las decisiones futuras dependerán del comportamiento de la inflación, el crecimiento económico y los factores de riesgo, tanto nacionales como internacionales”, puntualizó el emisor.
El país se encuentra en un momento de desaceleración económica, con una inflación que ha venido descendiendo, pero aún se mantiene por encima de los niveles deseados. En este contexto, el Gobierno ha insistido en la necesidad de reducir el costo del crédito para reactivar la inversión y el consumo, mientras que el banco central apuesta por una desinflación ordenada, incluso si eso implica un freno temporal a la actividad económica.
La controversia surge también en un entorno internacional desafiante: tensiones geopolíticas, incertidumbre financiera global y la lenta flexibilización de tasas por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos condicionan las decisiones internas.
Expertos advierten que este nuevo choque evidencia una fisura institucional que podría tener consecuencias más allá de la coyuntura económica. “El debate sobre tasas es legítimo, pero debe darse dentro de los cauces técnicos. Señalar al banco de actuar con fines electorales es delicado, porque puede afectar la confianza de inversionistas y mercados”, opinó Mariana Ortega, analista financiera.
A medida que se acercan las elecciones regionales y aumenta la presión social por mejores condiciones económicas, el equilibrio entre independencia institucional y liderazgo político se vuelve cada vez más complejo.