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Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, exsenador, eterno jefe del Centro Democrático y autoproclamado mártir de la patria, fue declarado culpable de fraude procesal y soborno en actuación penal por la jueza Sandra Heredia, quien se atrevió a lo impensable: decirle a un expresidente que la ley también le aplica.
Después de un proceso judicial de siete años, en el que hubo más aplazamientos que en una licitación en La Guajira, el fallo condenatorio estremeció al país. Eso sí, Uribe salió con su libreto listo: no es culpable, es víctima. Su defensa, encabezada por Jaime Granados (el abogado estrella de todos los poderosos en aprietos), ya anunció apelación para el 11 de agosto. Porque si algo sabe hacer Uribe, es litigar… y resistir.
“Dejen la persecución”: el uribismo en modo mártir
Mientras los ciudadanos de a pie intentan entender cómo funciona un juicio sin captura preventiva, los exfuncionarios del gobierno Duque —los mismos que no sabían cómo funcionaba un ventilador en pandemia— emitieron un comunicado defendiendo a su jefe político. Según ellos, la presunción de inocencia “permanece intacta”. Una forma elegante de decir: “no importa lo que diga una jueza, nosotros creemos en Álvarito”.
Paloma Valencia, senadora y precandidata presidencial, apareció con su discurso más épico: “Esto no es justicia, es miedo”. Y en un momento que podría ir directo a una novela de realismo mágico, dijo que en 2026 el uribismo «les va a ganar». Porque no hay mejor forma de enfrentar una condena que anunciando campaña presidencial.
Iván Cepeda: “Nadie puede mancillar la ley… ni siquiera Uribe”
El senador Iván Cepeda, víctima del caso, celebró el fallo como un hito democrático: un expresidente condenado por interferir con la justicia. Lo que antes parecía imposible, ahora es un precedente. Aunque muchos no lo crean, en Colombia también caen los poderosos… a veces.
La Fiscalía, poco impresionada por los discursos, pidió 9 años de cárcel para el expresidente, mientras que la Procuraduría, más compasiva, propone casa por cárcel. En todo caso, habrá que esperar al 1 de agosto para saber la sentencia definitiva.
Y mientras tanto, la ultraderecha internacional también se pronuncia
Desde Venezuela, María Corina Machado envió su apoyo a Uribe. Aseguró que el expresidente ha sido un “genuino aliado de la libertad” y que “la verdadera justicia se impondrá”. Parece que ni los Andes separan a los caudillos.
¿Y ahora qué?
Mientras se espera la sentencia, la UNP ya analiza reforzar el esquema de seguridad de la jueza Heredia, porque, como bien sabemos, en Colombia impartir justicia puede costar caro.
El uribismo, por su parte, se reorganiza, agita las banderas y se prepara para transformar una condena judicial en una narrativa electoral. Porque si hay algo que el Centro Democrático sabe hacer es convertir derrotas jurídicas en campañas políticas.
Una cosa es clara: Uribe fue condenado, pero el uribismo no se da por vencido.
Y la novela apenas comienza.