En medio de un país donde las oportunidades para los jóvenes suelen ser promesas que se evaporan como el vapor de la olla vacía, Barranquilla acaba de hacer algo distinto: ponerle plata a los sueños.
No son solo becas. Son 150 razones para creer que un pelado de barrio, con 370 puntos en las pruebas Saber 11, puede pasar de la esquina al quirófano, o del rebusque al aula de ingeniería.
El Concejo Distrital, en un raro acto de consenso productivo, aprobó más de 30 mil millones de pesos para que esta idea —que suena a cuento bonito de campaña— se convierta en matrículas reales en universidades privadas como la del Norte, Simón Bolívar, CUC y la Libre.
El alcalde Alejandro Char, con su ya clásica euforia tuitera, lo soltó así:
“¡Joven barranquillero, la Alcaldía de Barranquilla te tiene 20 becas para Medicina y 30 para otras carreras!”
El programa se llama ‘La Beca de tu Vida’, y aunque el nombre suena al título de una novela de las 9, para muchos será exactamente eso: la historia que cambió el rumbo.
Este 2025, 50 estudiantes con méritos y sin recursos comenzarán clases. Y en los próximos dos años, vendrán 100 más. Todos, egresados de colegios públicos de la ciudad, especialmente de estratos 1 y 2, donde estudiar medicina o ingeniería parecía tan lejano como comprarse un carro nuevo.
Aquí no hay rifas, ni concursos de popularidad: solo se necesita haber sacado mínimo 370 puntos en la prueba Saber. Meritocracia en serio.
La educación, esa promesa tantas veces escrita en pancartas, esta vez llega con cédula, presupuesto y fecha de inicio.
Ahora, que no se pierdan en la burocracia.
Que no falte la convocatoria.
Y que no se apague esta buena noticia entre tanto caos.
Porque en Barranquilla, por lo menos por hoy, la educación sí está a otro nivel.