¿Por qué la guerra es el único camino para solucionar los problemas del mundo?
Por Alejandro Espinosa-Patrón
Espinosa.alejandro@gmail.com
A través de la historia el ser humano ha enfrentado innumerables guerras, que según datos estadísticos se acercan a 14500, pero las que más marcaron la humanidad por sus consecuencias nefastas, son, entre ellas, la primera guerra mundial y la segunda.
Sin embargo, ello no ha sido suficiente para entender las consecuencias que se generan, sus alcances y proyecciones fatales pues las de hoy, las modernas con el uso de la tecnología, son peores. Las guerras siguen su curso de muertes, destrucción, no hay quien las detenga, se han perfilado hacia el extermino humano, pues consideran que es la única solución a sus dificultades. Los gobernantes no ven otra salida más clara y puntual para conseguir sus objetivos: sacar todo su arsenal, aumentar los impuestos de guerra, y, al final, dejar un escenario macabro, espeluznante, imágenes que cuestionan el comportamiento humano en la tierra, pues parece que esa sea la única vía para llegar a ser feliz.

Hoy, con el internet no solo nos damos cuenta de las guerras internacionales sino de los conflictos locales, internos. En Colombia, por ejemplo, Ecuador, Perú, Venezuela, Haití, Salvador, entre otras, reflejan su inconformismo hacia los presidentes con acciones macabras que se van sumando hasta conformar un tejido irreprochable. Actos que se presentan en el narcotráfico, paramilitares, las pandillas internacionales, la guerrilla, las cuales han sembrado más odio y miedo en las regiones. En ese sentido, hay una marca clara, directa, que apunta hacia el aborrecimiento de la marca humana como recurso natural para alcanzar los ideales falsos.
La guerra ha estado en todas partes. En África, por ejemplo, con las tribus Nuer y Dinka, dentro del Movimiento Popular de Liberación de Sudán, ha permitido que se intensifiquen las protestas y enfrentamientos entre ellos, creando el caos en la población que son los que sufren los errores de los gobernantes. Por tanto, la guerra se ha mantenido por muchos años por el dominio de los minerales, petróleo, y el territorio. Son grupos rebeldes que no tienen ley pues hacen lo que su “conciencia” les ordena. En ese orden,
el primer conflicto directo entre Uganda y Zaire, ya que desde la instauración del régimen de Musevini en Kampala en enero de 1986, había encontrado refugio en las mismas tierras zaireñas de Uele e Ituri, el Ejército Nacional para la Liberación de Uganda. (Vega Fernández, 2011, p. 25)
Por otra parte, en Yemen, los rebeldes hutíes (Ansar Allah) con vínculos con Irán, tomaron el control de la capital, Saná, lo que motivó la guerra civil, y esto se ha preservado por muchos años. Además, este accionar repercute en otros países como Israel que ha estado en contra de esos grupos.
En otro panorama mundial, Rusia y Ucrania, el conflicto sigue su curso, y ya lleva tres años donde Rusia ha declarado su poderío armamentista acompañado de Irán, China y Corea del Norte, que, aunque han mostrado bajo perfil en la guerra, por debajo de la mesa han enviado a sus ciudadanos a combatir contra los ucranianos. Entre tanto, los países de la ONU o de OTAN, han mostrado su interés en enviar a Ucrania su armamento para apoyar a un país que ha visto aminorada su fuerza, pues las ciudades se han visto destruidas, y a la gente le ha tocado salir desesperadamente hacia los países vecinos.

El mismo caso sucede en Libia con dos gobiernos, donde el conflicto ha mostrado cierta inestabilidad social, política y cultural, pues siguen los enfrentamientos entre diferentes grupos armados.
La división principal se encuentra entre el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) reconocido por la ONU en Trípoli y una administración rival en el este liderada por Jalifa Haftar. Además, existen numerosas milicias y grupos armados que operan en el país, a menudo luchando por el control del territorio y la influencia, y a veces enfrentándose entre sí. (IA)
Por todo lo anterior, la guerra, si se puede llamar así, por ejemplo, entre Hamas e Israel no tiene solución clara, pues persiste la marca religiosa ante otros problemas reales. No ven el mal que le hacen a la población, que ya no se muere por los misiles que lo han destrozado todo, sino porque según la ONU los soldados israelíes no quieren dejar pasar los seis mil camiones con alimentos para los palestinos. Según un trabajador humanitario “el hambre está en todas partes”,

La guerra es una unidad constante, es una marca común en el trasegar humano, es otro componente, parece normal que se presente, pues es el escenario propicio para mostrar la tecnología, los drones, misiles, carros tanques incorporados con sistemas satelitales, en fin, con la guerra se hacen más ricos unos y paupérrimos otros. El juego está ahí. No importa cuántos mueran sino cuánto dinero tengo en los bancos para subsidiar otras guerras.