Marcos es uno de los beneficiarios del programa Economía Popular para el Cambio, que impulsa Prosperidad Social en todo el país, y en el que invierte más de 71.000 millones de pesos. En Magdalena participan 213 iniciativas productivas –como la de Marcos–, con lo que se benefician directamente 496 familias: reciben acompañamiento técnico, insumos y conexión con la oferta institucional del Estado.
El programa reconoce y fortalece la economía popular, ese sector a menudo invisible pero esencial, que está conformado por recicladores, vendedores informales, madres cabeza de hogar, campesinos, comunidades organizadas y víctimas del conflicto armado, como Marcos.
Desde su puesto improvisado en el barrio, Marcos ha hecho de la venta de chinchurria su forma de resistir y avanzar. “Uno no se rinde cuando tiene familia, cuando sabe que hay bocas que alimentar y sueños que alcanzar”, dice, mientras revuelve con precisión los trozos dorados en la sartén.
El apoyo de Economía Popular para el Cambio le permitirá fortalecer su unidad productiva: adquirir una freidora industrial, dotarse de utensilios adecuados, capacitarse en manipulación de alimentos y formalizar su emprendimiento, con el que aspira a montar una pequeña cocina móvil que recorra distintos barrios de Santa Marta.
“Este programa no sólo me ayuda a mí. Ayuda a que mi negocio crezca, a que mi esposa y mis hijos tengan una mejor vida. A que mi trabajo sea reconocido como lo que es: una forma honesta de salir adelante”, afirma con orgullo.
Ciudad Equidad está construida como un proyecto de vivienda para víctimas del conflicto armado. Hoy es también el semillero de emprendimientos y sueños. Gracias a esta política pública, historias como la de Marcos están dejando atrás el abandono y entrando a una nueva etapa: la del reconocimiento, la dignidad y el crecimiento.
El Gobierno del presidente Gustavo Petro avanza con una política que por primera vez pone en el centro a quienes sostienen la economía desde abajo. Como dice Marcos: “Lo mío puede ser pequeño, pero con apoyo, puede ser grande. Ya no somos invisibles”.