Por segunda vez, el uniforme le arrebató un hijo. Y esta vez, ni siquiera pudo abrazarlo por última vez.
Desde Argentina, Claudia Vanegas aún intenta asimilar la noticia. Su hijo, el subteniente Elián Sebastián Beltrán Vanegas, uno de los tres jóvenes oficiales que murieron durante un ejercicio táctico en el río Magdalena, ya no regresará a casa. El cuerpo del joven fue encontrado sin vida el 16 de julio, flotando entre las aguas del sector Isla del Sol, en Girardot (Cundinamarca), donde se realizaba una exigente prueba del curso de Lanceros N.° 513.
«Yo le dije: Pa’, no vaya. Escoja otro curso. Y me respondió: No, mamá, ese curso es duro, pero yo quiero ser el mejor».
La voz de Claudia se quiebra. No solo perdió un hijo, perdió también a quien llamaba «la fuerza de la familia», un joven lleno de disciplina, amor por su patria y sueños por cumplir.
Una balsa, un ferry y una tragedia evitable
Todo ocurrió el 14 de julio. Tres subtenientes —Beltrán Vanegas, Nicolás Chaparro Guillén y Jhonatan Cortés Salamanca— participaban en un ejercicio de infiltración fluvial, parte de la formación de Lanceros, uno de los cursos más exigentes del Ejército Nacional. Se desplazaban sobre una balsa improvisada, cuando fueron succionados por un planchón tipo ferry que operaba en la zona. La embarcación artesanal no resistió, y los tres cayeron al agua.
Pese al despliegue de búsqueda por parte de organismos de socorro y el Ejército, los tres fueron hallados sin vida entre el 15 y 16 de julio. La tragedia ha generado una oleada de preguntas sobre la seguridad de estos entrenamientos y la supervisión del ejercicio.
Una madre sola y lejos
Desde Buenos Aires, donde vive actualmente, Claudia pidió ayuda para poder regresar a Colombia y despedirse de su hijo. «Estoy pidiendo apoyo porque estoy sola aquí, sin recursos, y quiero estar allá, con mi familia, acompañar a mi hijo». Su dolor se mezcla con impotencia, rabia y una resignación silenciosa.
Claudia no solo llora por Elián. Años atrás, otro de sus hijos también murió tras prestar servicio militar: “Prestó servicio como soldado raso. Cuando salió, le dio meningitis. También se me fue”.
Hoy, esta madre colombiana llora dos veces. Por el hijo que ya no está, y por la vida que se fue con él.