A menos de dos meses de la realización del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo de las Naciones Unidas, la Cancillería colombiana lidia con serios problemas logísticos tras el sorpresivo traslado del evento de Barranquilla a Riohacha, decisión tomada directamente por el presidente Gustavo Petro.
La designación inicial de Barranquilla como sede del foro fue hecha desde Ginebra, Suiza, y ya contaba con el respaldo y preparación del alcalde Alex Char. Sin embargo, Petro optó por mover la sede a La Guajira, argumentando la importancia simbólica de la región en el fenómeno migratorio y su potencial turístico. Esta decisión dejó en el aire la organización del evento, que debía realizarse en junio, pero fue postergado para principios de septiembre.
Con la llegada de Yolanda Villavicencio al Ministerio de Relaciones Exteriores el pasado 9 de julio, el reto de sacar adelante el foro recayó sobre sus hombros. A pesar de que la nueva sede ya fue confirmada, los problemas no han hecho más que acumularse: el número de asistentes se redujo drásticamente de 2.000 a 400 debido a la limitada infraestructura de Riohacha.
La falta de capacidad hotelera y la elección de la Biblioteca Héctor Salah Zuleta como recinto principal, con un aforo máximo de 400 personas, obligaron a replantear todo el esquema de participación. Esta situación era previsible desde el momento en que se ordenó el traslado, lo que ha generado críticas sobre la improvisación en un evento de carácter internacional.
Además del aforo, Villavicencio debe enfrentar la reducción del presupuesto disponible, lo cual ha entorpecido aún más la logística del evento. Aunque el cambio de sede se ordenó en abril, cuando Laura Sarabia aún estaba a cargo del tema, la Cancillería no logró avanzar con la celeridad necesaria, comprometiendo la imagen del país frente a la comunidad internacional.
Ahora, con el tiempo en contra, la prioridad será lograr que el foro se lleve a cabo de manera digna, aunque con una asistencia mucho menor a la esperada, y evitar que un evento de esta magnitud termine empañado por problemas de organización.