Después de años de caminos difíciles y largos trayectos por tierra, los habitantes de Remolino (Magdalena) y Palmar de Varela (Atlántico) celebran la llegada de una nueva alternativa de conexión: una ruta de transporte fluvial mediante ferri que ya comenzó a operar y promete transformar la vida de cientos de personas.
La embarcación, que recorre el imponente río Magdalena, acorta distancias y tiempos, y abre una puerta directa a la integración regional. Lo que antes tomaba horas por carretera, hoy se cruza en minutos por agua, con seguridad y eficiencia.
Más allá del transporte, esta nueva ruta representa un puente de oportunidades. Comerciantes, agricultores, pescadores y prestadores de servicios turísticos ven en el ferri una herramienta clave para fortalecer la economía local y acercar dos departamentos que, pese a estar tan cerca geográficamente, vivían de espaldas por falta de infraestructura.
Las autoridades locales destacan que este proyecto, más que una obra, es un gesto de unión. “El río ya no es una barrera, ahora es una vía que conecta familias, cultura y futuro”, dijo uno de los voceros municipales durante la jornada inaugural.
Con esta apuesta por el transporte fluvial, el Caribe colombiano sigue navegando hacia una movilidad más eficiente, sostenible y pensada para su gente.