Morelli, un humilde hombre de la tercera edad que se gana la vida como mototaxista, quedó en la calle tras el infernal ataque por parte de su propio hijo.
“Me llama para decirme que me va a matar, que no debí denunciarlo”, dijo el afectado.
El hecho ocurrió en el popular barrio Tayrona de la capital del Magdalena, donde testigos relatan que el hijo, supuestamente bajo los efectos de sustancias psicoactivas, perdió el control y cumplió su amenaza de incendiar la casa si no recibía su “herencia”.
“¡Te dije que la iba a quemar!”, gritaba desaforado mientras el fuego consumía cada rincón de la humilde vivienda.
En cuestión de minutos, la casa quedó reducida a cenizas, llevándose consigo muebles, documentos, ropa… y una vida entera de esfuerzo.
Vecinos aseguran que esta no era la primera vez que Alfonso era agredido por sus hijos. Tanto el atacante —hoy prófugo de la justicia— como otro hermano, también con problemas de adicción, lo tenían sometido a constantes abusos físicos y psicológicos.
“Lo obligaban a cocinar, a mantenerlos… y muchas veces lo vimos con la cara golpeada, pero no decía nada por miedo”, confesó una vecina que prefiere mantener el anonimato.
Hoy Alfonso depende de la caridad de sus vecinos, quienes le han ofrecido techo y comida ante el abandono institucional.
