*El doctor Élix Ramos, gerente médico de vacunas pediátricas, compartió datos claves para un regreso a clases seguro, enfocados en la prevención de enfermedades graves prevenibles.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
Con la llegada del segundo semestre del año, miles de niños y niñas en Colombia se alistan para regresar a las aulas, reencontrarse con sus compañeros y continuar con sus procesos de aprendizaje.
Sin embargo, más allá del entusiasmo de vivir nuevas experiencias, este momento del calendario escolar representa también un escenario de atención para padres, cuidadores y autoridades de salud, especialmente cuando se trata de proteger a la población infantil frente a enfermedades prevenibles que pueden comprometer seriamente su bienestar.
En este contexto, resulta fundamental destacar que los menores de cinco años constituyen uno de los grupos más vulnerables a infecciones transmisibles; según cifras oficiales, en 2023 cerca del 10% de los niños matriculados en instituciones educativas del país eran menores de seis años. Esta etapa de desarrollo, marcada por un sistema inmunológico aún en maduración, los expone a un mayor riesgo frente a patologías como la influenza, la tos ferina y algunas formas graves de meningitis bacteriana.
La ultima mencionada, aunque es poco frecuente, puede avanzar rápidamente y dejar consecuencias irreversibles o incluso causar la muerte si no es identificada y tratada de manera oportuna.
Frente a esta realidad, el doctor Élix Ramos, gerente médico de vacunas pediátricas, enfatiza la necesidad de implementar medidas preventivas antes del regreso al entorno escolar. Desde su experiencia, propone cinco ejes de orientación para fortalecer la protección infantil, con especial atención en la meningitis por meningococo.
El primer aspecto que subraya el especialista es la importancia de reconocer las patologías a las que pueden estar expuestos los menores. En el caso de la meningitis meningocócica, la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal puede ser provocada por la bacteria Neisseria meningitidis, la cual se clasifica en diversos serogrupos, siendo los más comunes en Latinoamérica los A, B, C, W e Y; el serogrupo B, en particular, es responsable de aproximadamente el 50% de los casos registrados en lactantes.
De igual manera, el doctor Ramos advierte que la identificación temprana de los síntomas es un factor determinante en el pronóstico de la enfermedad. Fiebre alta, dolor de cabeza, rigidez en el cuello, náuseas, sensibilidad a la luz, confusión o somnolencia súbita, junto con la aparición de manchas rojas en la piel, son signos que deben generar una alerta inmediata.
En muchas ocasiones, estos síntomas se confunden con otras infecciones comunes, lo cual retrasa el diagnóstico y limita la capacidad de respuesta, por esta razón, insiste en la necesidad de actuar dentro de las primeras 24 horas.
“Identificar los síntomas de la enfermedad y actuar tan rápido como podamos va a generar entornos más seguros para nuestros niños. Es fundamental mantener viva la necesidad de actuar rápido frente a este tipo de enfermedades, además de compartir estos conocimientos con otros padres de familia”, sostuvo el experto.
El impacto de esta patología no se limita al episodio agudo. Según estudios clínicos, uno de cada cinco sobrevivientes de meningitis meningocócica presenta complicaciones permanentes, entre ellas pérdida auditiva, daño neurológico, alteraciones cognitivas o amputaciones. Estas secuelas no solo afectan la calidad de vida del menor, sino que imponen una carga emocional, económica y social considerable a su entorno familiar.
Dentro de las herramientas disponibles, la vacunación se mantiene como el recurso más eficaz para prevenir este tipo de enfermedades. Colombia cuenta con un programa nacional de inmunización ampliamente reconocido, que ha contribuido a reducir la incidencia de múltiples patologías infecciosas.
Como complemento, existen vacunas complementarias recomendadas por sociedades científicas que ofrecen cobertura contra serogrupos específicos del meningococo que no están incluidos en el esquema regular. A esto se suma la importancia de fortalecer hábitos cotidianos de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso individual de utensilios, que contribuyen a reducir la circulación de agentes infecciosos en los entornos escolares.
Finalmente, el especialista hace un llamado a fortalecer los canales de información entre las familias y las comunidades educativas. Si bien la inmunidad colectiva desempeña un papel clave en muchas enfermedades, en el caso de la meningitis por meningococo la protección individual mediante la vacunación sigue siendo la estrategia más efectiva.
Así, compartir información veraz y actualizada permite no solo proteger a cada niño, sino también fomentar entornos escolares más seguros para todos.
Mientras los más pequeños de casa disfrutan de estos últimos días de vacaciones, las familias tienen la oportunidad de asegurar un inicio de clases protegido y consciente, teniendo siempre en cuenta que cada decisión informada se traduce en un acto de cuidado y compromiso con el presente y el futuro de la infancia.