Algunos estamentos de la sociedad barranquillera han interpretado las diversas declaraciones emitidas por quienes tienen la obligación de resguardar la vida, honra y bienes de los ciudadanos, no solo como la impotencia del Estado para hacerle frente a los delincuentes, sino como una autorización para que los particulares organicen su autodefensa mediante la creación de cuerpos de seguridad privada, con la finalidad de contrarrestar el auge de la delincuencia común.
En nuestra ciudad hay sectores por donde no se puede transitar después de las ocho de la noche y donde hasta a plena luz del día causa pánico andar y no son exclusivamente los barrios más alejados y más marginados, son sitios como el Paseo Bolívar, el Boliche, la carrera 38 con la calle 30, la zona cachacal, varios trayectos de la Circunvalar y muchas otras zonas de la ciudad, en donde la delincuencia ha sentado sus dominios y todo el que por allí pasa en horas de la noche se convierte en un objetivo de los maleantes, y qué decir de los lugares en donde tradicionalmente se cometen diariamente toda clase de crímenes y hechos violentos.
Empero, hay que reconocer que las autoridades de Policía en la ciudad están trabajando a fin de restablecer la tranquilidad de los barranquilleros, pero no deja de preocupar el hecho de que a menudo se escuchen declaraciones de los altos mandos castrenses, aduciendo que uno de los inconvenientes que se presentan para enfrentar el escalamiento del accionar de la delincuencia, está patentizado en la circunstancia de no contar con un pie de fuerza lo suficientemente indispensable, acorde con las exigencias que el problema requiere; la reciente incorporación de más agentes de Policía al comando de la Policía División Atlántico y Metropolitana, nos hace suponer que se siguen buscando soluciones al grave problema que nos afecta.
Este aspecto ha sido analizado con mucho detenimiento en diferentes foros organizados para tratar el tema de la seguridad y convivencia ciudadanas, en los cuales se ha concluido que el incremento de la inseguridad en Barranquilla tiene su origen en la presencia de un gran número de desmovilizados que se trasladaron a nuestra ciudad, conformando peligrosas bandas delictivas, trayendo consigo el estado de inseguridad reinante; si eso es así, contra ellos deberán dirigirse las acciones policiales, aunque nos resistimos a creer que todos los desmovilizados e inmigrantes radicados en Barranquilla estén involucrados en la serie de hechos que a diario tienen ocurrencia en nuestra urbe.
Hay quienes conceptúan que el hecho de haberle encomendado a la Policía Nacional la misión de resguardar el cumplimiento de las normas de tránsito, se constituye en un gran error, teniendo en cuenta la cantidad de agentes de esta institución que pululan por el perímetro urbano de las grandes ciudades como Barranquilla cumpliendo funciones de agentes de tránsito.
Sobre todo cuando uno de los aspectos que suelen aducir los altos mandos policiales, cuando se presentan las arremetidas de la delincuencia común como la que afecta a nuestra ciudad en estos días, es el insuficiente pie de fuerza de la Policía Metropolitana para hacer frente al recrudecimiento de estos hechos delincuenciales, mientras una abultada cifra de uniformados se dedican a la verificación de Soat y demás documentos que deben portar los conductores, mientras hace falta la presencia de estos en los operativos que se requieren para hacer frente a la delincuencia común.
El desborde de la violencia requiere la implementación de medidas prontas y efectivas, para tranquilizar a la comunidad.