El propósito de las asociaciones cívicas: construir ciudadanía desde el amor por nuestra ciudad

Guillermo E. Peña Bernal.

Por: Guillermo Peña Bernal

En una época marcada por la polarización, el individualismo y la desconfianza en las instituciones, las asociaciones cívicas surgen como un llamado al compromiso, a la acción desinteresada y al amor por el bien común. No nacen para competir con el Estado, ni para hacer política partidista, sino para ejercer ciudadanía activa, ética y responsable. Son espacios donde ciudadanos con distintas trayectorias se encuentran para poner su experiencia, tiempo y conocimiento al servicio de su comunidad.

La Asociación Cívica Por Amor a Barranquilla es un claro ejemplo de ese propósito. No busca protagonismo ni recompensa. Su motor es la convicción de que el desarrollo sostenible, la equidad y el respeto por lo público no son responsabilidad exclusiva de los gobernantes, sino tarea compartida. Desde su nacimiento, ha promovido diálogos técnicos e incluyentes, ha hecho veeduría con argumentos, ha impulsado soluciones para temas complejos como la movilidad, el medio ambiente o el ordenamiento territorial, y ha buscado siempre tender puentes entre lo público y lo privado, entre la razón y el sentimiento de ciudad.

El destino de una asociación cívica no puede ser otro que el fortalecimiento de la democracia local. No una democracia de votos, sino de voces. De participación informada, de vigilancia respetuosa, de propuestas concretas. Porque el civismo no es solo no botar basura o respetar una fila, es asumir un rol activo en el devenir de la ciudad que habitamos y amamos.

Las asociaciones cívicas deben ser semilleros de liderazgo, centros de pensamiento crítico, plataformas de incidencia positiva. Deben conectar generaciones, disciplinas y sectores. Y deben tener la humildad de escuchar tanto como la valentía de proponer. Si logran eso, si se alejan del ruido y se aferran a los principios, entonces cumplirán su propósito: inspirar una ciudadanía que no espera, sino que actúa. Que no se resigna, sino que construye. Que no insulta, sino que propone.

En Por Amor a Barranquilla creemos que otra ciudad sí es posible. Y que empieza cuando decidimos actuar juntos, desde el afecto, desde el conocimiento y desde la convicción de que lo público también es nuestro.