El ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, al término de su visita a Venezuela, habló del interés de los dos gobiernos de reactivar la interconexión eléctrica entre los dos países.
Como se recordará, en 1994 los presidentes César Gaviria y Hugo Chávez pusieron en marcha la integración eléctrica entre Colombia y Venezuela, para lo cual se construyeron las líneas de transmisión entre la subestación Cuestecitas en La Guajira y la Cuatricentenario en el estado Zulia (128 kilómetros de 230 kV), y la que conecta la San Mateo en Norte de Santander con la Corozo en el estado Táchira (48.5 kilómetros de 230 kV).
En su momento, Venezuela disponía de un sistema eléctrico robusto y confiable, con el que hoy en día no cuenta. En tales circunstancias, la integración eléctrica era mutuamente beneficiosa, contribuyendo a dotar a los dos países de una mayor firmeza de sus sistemas interconectados. Hoy la realidad es otra.
La rehabilitación de la interconexión eléctrica entre Colombia y Venezuela, después de una década de inoperancia, es necesaria y conveniente, aunque plantea serios desafíos técnicos, financieros y regulatorios, pero sobre todo se deberá superar la barrera que significan las sanciones impuestas por Washington a Caracas, pues se requeriría contar con la autorización por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Venezuela. En todo caso, superados estos retos, sólo hacia el futuro, a mediano y largo plazo, cuando los dos países cuenten con excedentes de generación de energía, con los que hoy no se cuentan, se podrán energizar de nuevo estas líneas y reactivar el intercambio y las transacciones de energía entre uno y otro país.
Amylkar David Acosta Medina.