Pedro Sánchez aseguró que su participación en el evento de La Alpujarra no implica pactos con estructuras criminales y advirtió que quienes no se sometan a la justicia serán perseguidos por la Fuerza Pública.
La presencia del ministro de Defensa, Pedro Sánchez, en el polémico evento liderado por el presidente Gustavo Petro en la plazoleta de La Alpujarra, en Medellín, ha generado una ola de reacciones. En dicho acto público, se permitió la presencia de nueve cabecillas de estructuras criminales del Valle de Aburrá, lo que desató duras críticas en sectores políticos y ciudadanos.
Frente a los cuestionamientos, el jefe de la cartera de Defensa fue enfático: «Yo no subí a negociar con delincuentes», declaró al explicar que su aparición en la tarima obedeció a un compromiso institucional en el marco de la agenda de la ‘paz total’, promovida por el Gobierno Nacional.
Pedro Sánchez reiteró que la postura del Ejecutivo frente a los grupos armados ilegales no ha cambiado. “Los delincuentes tienen dos caminos: someterse a la justicia o serán abatidos en cualquier momento, en caso de oponerse”, advirtió.
Además, ante los reclamos de víctimas y líderes sociales por la participación de criminales en actos simbólicos con el Estado, el ministro aseguró que desde el Gobierno se impulsa un proyecto de paz urbana para brindar seguridad y justicia a los ciudadanos. “Los que estaban en la tarima están presos, y si siguen delinquiendo, van a tener todo el peso de la ley”, enfatizó.
El evento sigue provocando debate, no solo por la participación del presidente y altos funcionarios, sino también por el traslado de los nueve cabecillas, que se encontraban recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí. Según la resolución 005208 del 19 de junio, la senadora Isabel Cristina Zuleta, en su calidad de Coordinadora para la Construcción de Paz Urbana en Medellín y el Valle de Aburrá, fue quien autorizó el traslado de los condenados.
La situación ha reavivado la discusión sobre los alcances y límites de la política de paz del gobierno Petro, especialmente en escenarios urbanos donde la criminalidad organizada mantiene una alta incidencia.
Y.A.