Falleció Óscar Borrás, el legendario ‘Tiburón’ que dio vida al alma rojiblanca del Junior

Barranquilla despide a uno de sus íconos populares más entrañables. Óscar Borrás, el histórico hincha que encarnó durante décadas la figura del ‘Tiburón’ del Junior, murió este martes a los 76 años.

Óscar Borrás, mejor conocido como ‘el Tiburón’, falleció a las 5:00 a.m. de este martes tras permanecer más de cuatro meses hospitalizado por complicaciones derivadas de la diabetes, el alzhéimer y el párkinson, enfermedades que en sus últimos años lo alejaron de los escenarios que lo convirtieron en leyenda popular: los estadios Romelio Martínez y Metropolitano.

Borrás no fue un hincha más. Su figura rechoncha y enérgica, cubierta por un tiburón artesanal hecho de alambre, papel y esponja, marcó para siempre la identidad visual del equipo tiburón. Fue él quien ayudó a consolidar ese símbolo que reemplazó al antiguo apodo de ‘Miuras’ y que hoy representa al Junior de Barranquilla en todo el país.

Durante años, fue protagonista de cada jornada futbolera. Ingresaba al campo minutos antes del pitazo inicial y cruzaba el arco de los equipos rivales con su tiburón al hombro, arrancando sonrisas y aplausos en las tribunas. Su presencia también se extendía al Carnaval, donde solía desfilar con trajes folclóricos como el popular ‘Fundillo loco’.

Pero en 2008 su papel fue abruptamente relegado cuando el club decidió introducir a ‘Willy’, una nueva mascota oficial más moderna y comercial. Desde entonces, Borrás se alejó del estadio y archivó el disfraz que por años lo mantuvo bajo el foco del cariño popular.

En sus últimos años vivió junto a su familia, en silla de ruedas, luego de que la diabetes le causara la amputación de una pierna. Su salud se deterioró rápidamente, pero su memoria quedó grabada en el corazón de miles de hinchas que crecieron viendo su tiburón bailar por la cancha.

Con su muerte, se apaga una parte del alma popular del Junior. Aquel hincha que hizo historia sin necesidad de contratos ni protagonismos mediáticos, simplemente con pasión, creatividad y amor incondicional por su equipo.

Óscar Borrás fue más que una mascota: fue la encarnación del folclor barranquillero dentro del fútbol. Y aunque ya no esté presente en las tribunas, su tiburón sigue nadando en el recuerdo colectivo de una afición que nunca lo olvidará.