El sur de Europa enfrenta una crítica situación climática debido a una intensa ola de calor que ya está dejando consecuencias alarmantes en varios países, incluyendo Francia, Turquía, España, Portugal e Italia.
En Turquía, los incendios forestales se desataron en la provincia de Izmir, avivados por fuertes ráfagas de viento. Las autoridades locales confirmaron la evacuación de cinco barrios en el distrito de Seferihisar, mientras los bomberos, con apoyo aéreo, intentan controlar las llamas.
Francia también vive una emergencia similar en la región de Corbières, al suroeste del país. Allí, las llamas obligaron a evacuar un camping y una abadía histórica como medida preventiva, ante temperaturas que alcanzan los 40 grados Celsius.
En España, se registró un hito climático: la temperatura más alta de la historia en el país, con 46 °C en El Granado, en Andalucía. Este nuevo récord supera los 45,2 °C alcanzados en Sevilla en 1965. También se reportaron picos térmicos de hasta 44 °C en Extremadura y Madrid, intensificando la presión sobre los servicios de salud y emergencia.
Portugal, por su parte, mantiene en alerta roja a diversas regiones del sur, incluida Lisboa, donde el termómetro podría llegar a 41 °C. Las autoridades advierten sobre riesgos de salud y posibles incendios forestales.
En Italia, 21 ciudades, entre ellas Roma, Florencia, Venecia, Milán y Nápoles, están bajo alerta máxima por el calor. Ambulancias se han desplegado en puntos turísticos y hospitales reportan un incremento notable de casos por golpes de calor.
Especialistas señalan que este tipo de fenómenos se intensifican en zonas urbanas debido al efecto conocido como «islas de calor», donde la acumulación de concreto y escasa vegetación hacen que las temperaturas se eleven aún más.
La comunidad científica advierte que este tipo de eventos extremos serán cada vez más frecuentes como resultado del cambio climático global, lo que obliga a gobiernos y ciudadanos a prepararse ante un futuro de fenómenos meteorológicos más agresivos e impredecibles.
