Poniendo a pagar remanentes por tarifas eléctricas a estratos 3,4,5, el comercial e Industrial el gobierno no se salva de una demanda que le interpongan, por ignorar que son responsables directos de prestar servicios públicos como dice la Constitución colombiana.
Por Carmelo Bolaño
En la Costa Caribe de Colombia la luz no solo se va… ¡Ahora se está despidiendo prácticamente con carta de renuncia! Lo que ocurre esta vez no es por una tormenta tropical o que una iguana, ardilla estaba mal parada en un transformador, no señor, ninguna de las anteriores, la vaina esta vez es porque AIRE’S y AFINIA, las empresas prestadoras del servicio eléctrico, esas que cobran como si vendieran rayos embotellados, si esas mismas, están más endeudadas que carretillero a varios cobra diario, le deben a cada Santo una vela, pasando por los proveedores.
Antes debían medio billón de pesos, cifra que ya sonaba a ciencia ficción. Pero como aquí todo es posible, ahora la deuda supera el billón. Sí, con «b» de barbaridad. Mientras tanto, los usuarios —esos mismos que pagan tarifas que parecen sacadas de una película de terror— viven en la zozobra diaria: si no pagan, les cortan la luz sin miramientos, como si dejar sin electricidad a una familia fuera el colmo del civismo.
Y los de a pie, se preguntan: ¿dónde están yendo esos cobros casi extorsivos? Pero las cuentas no cuadran. Si se paga caro, se debería al menos esperar un servicio estable… o mínimo, ¡una bombilla que no parpadee como en película de miedo! Pero no, la deuda crece, el servicio falla, y la factura llega puntual como las malas noticias.
Pero como en toda buena novela de realismo mágico, el giro inesperado ya llegó. Resulta que con la nueva reforma energética del Gobierno Nacional, el salvavidas no lo lanzaron para quienes se están ahogando, sino para los que ya están secos, en el desierto. ¿La solución? Que los estratos 3, 4, 5 y el sector comercial e industrial paguen remanentes de subsidios de energía de los estratos 1 y 2, y con eso el gobierno cree que estaría a salvo de la responsabilidad desconociendo lo consignado en la Constitución Colombiana que es el responsable directo de prestar los servicios públicos, incluidos la energía. O sea, en vez de atacar el problema de raíz, creen que solucionaron con pasar el problema como si fuera una papa caliente, a los usuarios.
Así que, si usted es de clase media, media alta o tiene una empresa, prepárese: no solo va a pagar su consumo, sino también el de quienes se cuelgan de la red, con utensilios eléctricos más consumidores que los suyos. ¡Una especie de Robin Hood eléctrico, pero al revés!
La región Caribe está a un paso de quedar a oscuras. Literal. Pero cuando el sistema eléctrico depende de parches, deudas impagables y reformas que castigan a quien cumple, no es una crisis lo que se avecina… es un apagón anunciado. Y aquí, como siempre, el pueblo es el que termina pagando y llevando de la oscuridad.