La ciudad vuelve a estremecerse por un nuevo caso de imprudencia al volante que, por poco, termina en tragedia.
Esta vez ocurrió en la vía que conduce a Puerto Mocho, donde un vehículo terminó volcado, presuntamente conducido por personas en estado de embriaguez.
Aunque no se registraron heridos, la escena fue alarmante: caminantes y ciclistas se encontraban en la zona cuando ocurrió el accidente. Solo un par de metros marcaron la diferencia entre el susto y una desgracia.
Pero lo que más indignación genera no es solo el hecho, sino todo lo que no ocurrió antes:
¿Dónde están los controles de alcoholemia?
¿Dónde está la Secretaría de Tránsito?
¿Qué están esperando las autoridades?
¿Una víctima mortal?
Según testigos, los ocupantes del vehículo no solo estaban alterados, sino que reaccionaron con actitud agresiva hacia los agentes que acudieron al lugar, dificultando aún más la labor de las autoridades.
Ciudad sin autoridad en las vías
Este no es un caso aislado. Cada fin de semana, los corredores hacia las playas, como Puerto Mocho o el Tajamar del Malecón, se llenan de carros, motos, música a alto volumen, consumo de alcohol y ningún control real.
Mientras tanto, los ciudadanos que transitan a pie o en bicicleta siguen expuestos, y la sensación de impunidad crece. Las redes sociales replican la indignación, pero el silencio de las entidades encargadas se mantiene.
La pregunta no puede seguir postergándose: