En medio de una creciente escalada de tensiones en Medio Oriente, el precio del barril de petróleo ha registrado un aumento intempestivo, superando los US$74, luego de un ataque de Israel a Irán, uno de los mayores productores de crudo a nivel mundial.
Este repunte rompe con la tendencia a la baja que venía marcando el mercado en los últimos meses, cuando el barril había caído por debajo de los US$60, afectado por el aumento en la oferta global. La OPEP había resuelto incrementar su producción en 411.000 barriles diarios, y en Estados Unidos, la política de «cero regulaciones» promovida por el gobierno de Trump buscaba potenciar aún más su producción interna, que ya se ubica en 12,8 millones de barriles diarios.
Riesgo geopolítico y el estrecho de Hormuz
El incremento del precio se debe en gran parte al riesgo geopolítico: la comunidad internacional teme una respuesta de Irán que podría derivar en represalias regionales y una intervención más amplia de potencias globales. El mayor temor es una posible interrupción del tránsito de petróleo por el estrecho de Hormuz, un corredor marítimo clave por donde circula el 21% de la demanda mundial de crudo (unos 21 millones de barriles diarios).
La presencia de grupos armados como los hutíes en el Mar Rojo y milicias suníes en la región, aliados de Irán, añade mayor incertidumbre a la libre navegación por estas rutas estratégicas.
Impacto para Colombia
Para Colombia, que exporta en promedio 400.000 barriles diarios, el alza en los precios puede representar mayores ingresos fiscales y de divisas. Se estima que por cada dólar que sube el precio del barril, el país recibe aproximadamente $300 mil millones adicionales.
Sin embargo, el efecto también se refleja en el mercado interno:
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El precio de la gasolina, al estar liberado, tiende a subir en estaciones de servicio.
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El diésel, cuyo precio está congelado, incrementa el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), presionando las finanzas públicas.
A la espera de estabilidad
Expertos coinciden en que el mercado petrolero mantendrá una alta volatilidad hasta que se disipen los temores sobre nuevos enfrentamientos y se garantice la seguridad del tránsito marítimo internacional. Por ahora, el panorama sigue marcado por la incertidumbre geopolítica y su fuerte incidencia en el precio del crudo.